Dos días, dos... llevo intentando conocer el significado etimológico de la palabreja “Paralímpico” sin conseguir enterarme de cual sería en realidad su correcto uso o su verdadero significado.. Si se trata de un acrónimo o de una palabra compuesta; si seguir la teoría de García Yebra o de Manuel Seco, ni siquiera como se escribiría correctamente... Pero a lo que iba:

Hoy se clausuran Los XII juegos paralímpicos, paraolímpicos o parolímpicos, (que cada sesudo lingüista tiene su propia versión)... Atenas 2004.

Han pasado sin pena ni gloria, como siempre a hurtadillas pero con unos resultados, aun ciñéndose solo a los éxitos deportivos, para la delegación española al menos más que notables, casi setenta medallas conseguidas así lo atestiguan; marca importante, claro que menor que la conseguida en Sydney. Aunque cada día creo más que en estos juegos no es importante el puesto que se ocupe en el medallero.

En esta ocasión y dentro de mis posibilidades he seguido estas pruebas; pero las he podido seguir dado el hecho de que me puedo permitir pagar un canal privado. Ya que al parecer, para los medios de comunicación masivos, se trata de un evento totalmente falto del más mínimo interés.

Ni las cadenas estatales de TV, tampoco las privadas; ni los programas deportivos de Radio, ni aún la prensa del mismo ramo y presuntamente “especializada” ha dedicado más que algún anecdótico apunte, comentario o esquina en alguna página interior al acontecimiento. Y es que claro, nos hemos acostumbrado a que el afeitado de las piernas de Beckham, el cumpleaños de Ronaldo o el nuevo peinado de Ronaldiño sean acontecimientos, “deportivamente hablando”,de primer orden, quedando todo lo demás relegado a un plano insignificante.

Aquí, en estos juegos verdaderamente Olímpicos es donde podemos seguir viendo y disfrutando algunas muestras de los auténticos valores del olimpismo y porqué no, del ser humano. Con dignidad, con honradez, con humanidad, sin demasiado doping ni divismos. Sin primeras páginas ni cabeceras de noticiarios. Y pese a la falta de apoyo oficial, a la ausencia de patrocinadores, a la desvergonzada indiferencia de los medios de comunicación.

Aquí, en estos juegos es donde se entiende que no existen discapacitados, excepto nuestros políticos dirigentes y los jugadores del real Madrid; sino discapacidades concretas. Y que de igual forma que no nos llamamos discapacitados por no poder respirar bajo el agua como los peces; no podemos llamar discapacitado al que no se mueve, ve u oye como la mayoría de la gente.

Empecé a entender lo que dice un conocido mío, que practica deportes adaptados; baloncesto en silla de ruedas en concreto; “Que somos minusválidos lo sabemos, pero nos gusta ser deportistas minusválidos y lo que no nos gusta es que se nos vea como minusválidos que hacen deporte”.

Hala, apliquen el parche y no solo para este tema.