¡Hola amigo!
Hace tiempo no te escribía, pero sucede que el único remedo de cyber café que tenemos en la aldea, lo destrozó una de esas tormentas eléctricas que nos azotan constantemente. Se están haciendo las reparaciones pertinentes, pero aún no terminan. Así que, debí pedirle a Sheisan, quien estuvo de visita por estos predios, me hiciera el favor de subir este texto.
Te cuento que conocí a un personaje en la aldea que es de antología. Te transcribo la conversación que escuché.
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-¡Hola doña Pretérito Perfecto! - saluda Uiara (recuerda que es la indígena que me acompaña).
-¡Hola Uiara! ¿Cómo amanece?
-Bien, gracias. ¿Logró comprar la tela para hacer el mantel para la fiesta de nuestra señora Aparecida?
-Casi la compré – responde resignada Pretérito Perfecto, pero cuando la compraba, y ¡mire que he comprado tela en mi vida!, porque habrá de recordar que compraba taaaanta tela para vender manteles, que cuando hube comprado casi toda las telas de los almacenes, usted misma me reclamó que por qué no había comprado un almacén para mi solita.
Yo escuchaba atenta la forma de hablar de Pretérito Perfecto. Uiara preguntó un poco impaciente,
- ¿Pero la compró o no?
- ¡No, qué va! ¡Casi, casi! Cuando la iba a comprar y vi el precio, me di cuenta que si la hubiese o la hubiera comprado, me sentiría estafada.
Doña Pretérito Perfecto se despidió y cuando quedé a solas con Uiara, indagué.
- Pero ¿por qué habla con casi todos los modos del pretérito para referirse a lo mismo?
- Pues mire, señorita, a la pobre – de chica - la traumatizó una educadora con esos de los modos verbales en pasado. Cada vez que la niña hablaba, la docente, a quien llamaban maestra Pretérito, la corregía. La chica nunca comprendió cómo era eso de acciones pasadas que continuaban en el presente; o de una acción pasada indeterminada ya que no se sabe si el acto ha acabado o no cuando se llevó a efecto; o de un pasado que añade deseo. La cosa era complicada para la muchachita y decía.
- ¡Pero si fue en el pasado, ya tuvo lugar! ¿Pa’qué tengo que andar pensando si lo que pasó sigue queriendo estar en el presente?
Uiara hizo una pausa y continuó
- Así que, la chica comenzó a hablar de esa manera porque no sabía cuál modo usar para no ser censurada por la maestra Pretérito. Entonces, decidió practicarlos todos cuando se comunicaba. Sus compañeros, quienes tampoco entendían por dónde iba eso de los modos del pretérito, la imitaban. La maestra enloqueció por la forma de hablar de sus alumnos, y debieron sustituirla. Desde ese día, en agradecimiento a la liberación que sintieron los alumnos cuando partió la maestra Pretérito, a la niña la comenzaron a llamar doña Pretérito Perfecto, y así se quedó.
- Y ¿se sabe algo de la maestra? –pregunté curiosa.
- ¡No! ¡Qué va, mi niña! Nadie sabe en cuál modo del pretérito permanece hoy día la maestra.
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