Se me va el pensamiento
tras la imagen
del hombre aquel que camina
con un cigarrillo entre los labios
y la mirada cansina acarreando historias
de amores y desamores,
de encuentros y desencuentros,
entre medias de red y zapatos taco alto,
bombines y navajas,
minardas y malevos,
luna entre tejados.

Lo veo pararse en la esquina
de una calle cualquiera,
de un barrio cualquiera,
se me hacen familiares
las puertas y ventanas
por las que se filtra
el trágico sonido de un tango,
como si fuera parte de mi vida,
como si naciera en mi cuerpo.

Como si yo fuese esa esquina,
de una calle cualquiera,
de un barrio cualquiera,
y mis puertas y ventanas se
asomaran al paso
de un hombre con un cigarrillo
bailando entre los labios
y la mirada cansina
recordando otros barrios,
mientras flota en el aire,
la música arrabalera
de un mágico tango.

María Magdalena Gabetta