Sueños son anhelo, dormido entre
los ojos como espejo; Allí, allí suelo
perderme, imaginarme otro, inventarme
sin soledad, sin ese percance de noche
sin luna.
En un mundo secreto, inextinguible,
que tiene cabida para todos, pero
cuando los ojos abren sus persianas,
todo mi yo me hala, monada por
monada, consumación de un delirio
sin salida.
Sin embargo, en pie la conciencia
me dicta esfuerzo, sacrificio y
resolución en cada paso.
Por qué soy yo el timón de mi existir,
de las causas deseadas.
En un trayecto, claramente ahora,
con ojos más viejos, no muy marcado.
¡Con ojos más viejos! Solo espero
que estén lo suficientemente abiertos,
que logren ver la definición de
un sino tristemente alegre.
Y que al cerrarlos
deslumbren en felices
recuerdos.
Y no sepa más de mí.
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