Trabajo y estudio, por lo que suelo regresar a casa muy tarde. Vivo en una ciudad que se ha tornado peligrosa, así que tomo la precaución de quedarme en el sector más iluminado del paradero de buses, donde suelo estar sola.

Anoche fue distinto, un par de muchachas me hicieron compañía. Ambas lucían nerviosas.
No se asusten —les dije— estando juntas nada sucederá. Lo mismo pensamos nosotras ayer, agregó una de ellas, pero igual nos raptaron, violaron y mataron a las dos. Observé a una, luego a la otra. Ante mis ojos ambas se diluyeron, como la tranquilidad que sentía hasta ese momento.


M.D