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En su cuarto de azotea, Salem, el loco, despidió a sus seguidores con un dejo de urgencia. Se recostó en su cama y cruzó sus huesudos brazos sobre la quilla de su pecho.
-No tarda en venir – musitó en voz baja.
La azotea estaba ocupada por mujeres lavando. El chapoteo de la ropa seguía el ritmo de las caderas, todas a un tiempo moviendo las nalgas. El viento trajo olor de aceite viejo. Más tarde llegaron aromas marinos que revolvieron su memoria.
Antes de que se fuesen los olores de cocina, ella ponía todo en su lugar. Salem, el joven la escuchaba silbar. Sabía lo que deseaba.
-¡Te quiero así!
Y se metía en sus labios, en el acre de sus axilas y el salado de sus ingles. El ambiente sudaba fuego y salitre.
Murió cuando más se amaban. Las que llegaron después aceptaron que se había quedado sin corazón; repleto de deseos y del prodigio de su aritmética para elevarlas al cubo de la intensidad.
-No tardará.
Se dijo abriendo las piernas huesudas como un compás. Cargado de sudor, su sangre se hizo agolpada y una erección adolescente se injertó; estaba siendo presa del molusco constrictor de su primera mujer. Las demás esperaban. Una a una desfiló ante la enjundia que hervía. Por momentos, los olores del mar cambiaron, hasta que se instaló la profundidad del silencio y el vapor de las aguas.
Salem, el viejo, escuchó el ruido líquido de las lavanderas, el frenesí de las caderas y el aroma lunar de la mujer amada.
Salem ya no estaba. |
Texto agregado el 05-04-2019, y leído por 213
visitantes. (12 votos)
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Lectores Opinan |
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10-04-2019 |
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Pero que maravilloso relato nos has regalado Sendero. La riqueza del lenguaje empleado para llevar sutilmente al lector por los caminos del erotismo refinado.. Bueno, buenísimo! Un abrazo, sheisan |
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06-04-2019 |
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que lindo fue su morir, margaritas y cariños yosoyasi |
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06-04-2019 |
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-"No tarda en venir – musitó en voz baja" y ella llegó, pero el deseo de ella unido al la pasión exacerbada aritméticamente del joven Salem lo codujo a la locura que lo acompañó hasta la muerte… mientras las lavanderas desfilaban ante la enjundia que hervía... —Saludos vicenterreramarquez |
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05-04-2019 |
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A veces los recuerdos matan y al viejo Salem lo mató el recuerdo de tanto amor. Me encantó, así debería ser. Besitos. Magda gmmagdalena |
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05-04-2019 |
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Murió feliz! Me encanta tu manera de narrar. MujerDiosa |
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05-04-2019 |
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Me parece un relato excelente, amigo. La nostalgia y el deseo de la mujer amada, obran milagros, aunque sea el último de ellos. Muy bien. maparo55 |
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