Dueto entre luciernagasonambula que ya no esta en este espacio y Kavi
Kavi
Abandonados y en la mano de un olvido,
un lucero arrobador cegó el cielo una mañana,
de belleza gitana; y se alejó muerto y pérfido.
En oscuro panorama, dejo con sus abrojos sin sonrisa, el alma llana.
Lucí
El camino se avecinaba difícil, juntos, diferente quizás.
La certeza de la mano amiga es la justa medicina,
más la gitana no se queda con las ganas de besar
un pensamiento abandonado en manos del olvido.
Kavi
Estoy aquí, lo eres todo. Es la consigna ante las solitarias pesquisas.
La presencia incierta sin calor en lo inicuo se germina,
siendo abatidos por golpes de candor, perdurables al mirar.
¡Como sin pensar! Buscan compañía y en la palma del sino son la imagen de un recuerdo.
Lucí
A tu lado camino, sigo arraigada en tus emociones.
La ausencia y el frío crecen en mis días sin ti.
Estamos llenos de recuerdos; cubiertos de un presente,
busco la compañía que tanto me hace crecer.
Kavi
Gélido se torna el camino a la distancia donde solo llegan ilusiones.
Cuán difícil se erige la idea de un paisaje en mí, sin ti.
Y como en otoño, tu alma suave y seca, espera de mí ser su vuelo aquiescente,
para alzarse en completa armonía hacia el sueño que me haces creer.
Lucí
La distancia es el sendero para llegar a tu persona,
el arco iris es tan idóneo paisaje, si tu estas de mi cerca.
Otoño, verano e invierno, no importa, si vuelas pronto
han de agitarse tus alas y mi armonía en la realidad crecer.
Kavi
Adagios como océanos en el universo humano, así te muestras dulce gitana.
Y pintas la pupila que se conmueve por cada grieta en su frágil arquitectura.
Y se contrae, teñida entre sombras, esperando el momento ansiado.
Es ahora el despliegue utópico la llave de tu vida. ¡Te veré entonces expuesta al amanecer!
Lucí
El cielo cubierto de deseos intactos, en tu corazón de caballero andante.
Tu voz insonora en mis oídos, que aún no han deleitado la sinfonía
de una devoción acorde con la tuya, sentada cuento las horas
y doy mi palabra de que el alba, será testigo, del encuentro más hermoso nunca visto.
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