Creo que con esta prohibición absoluta de suministrar bolsas plásticas en el comercio, se ha hecho un gran esfuerzo para no tener que lamentar las consecuencias nefastas en el estilo de vida de los peces gordos y de todas las especies de nuestra biodiversidad cultural.
Esto merece un profundo agradecimiento a quienes fueron los gestores de esta conveniente iniciativa.
No es lo único bueno que se ha hecho en este gobierno. Este gobierno ha hecho varias cosas buenas. ¿O fue el anterior? ¡Bueno da lo mismo! Porque son igual de buenos. Eso es lo rescatable de un sistema económico, que sobrepasa las ideologías de turno, que confía el mercado y la extracción de los recursos naturales en la responsable administración del sector privado, ¿O en la responsable administración del sector público? ¡Bueno da lo mismo! Son igual de buenos porque son las mismas personas. Cuando no están empujando el país desde sus propias empresas o en algún asiento del directorio en alguna empresa de alguno de sus amigos, lo hacen sentados en alguna incómoda butaca del sector público, honorablemente sirviendo a nuestro pueblo.
Ahora me debo preocupar solo de reciclar la bolsa del azúcar, del arroz, de la sal, de las salsa de tomate, de los tallarines, de los pañuelos desechables, de las servilletas, de la nova, del confort, del jabón, del suavizante, del detergente, y por supuesto la bolsa de las bolsas de basura que reemplazarán las bolsas del supermercado que ahora utilizaré para desechar mi basura. De los envases del vinagre, del aceite, de la leche cultivada, de los yogurts, de las bebidas no retornables, que dicho sea de paso salen mucho más a cuenta que las bebidas retornables, una excelente recomendación para la economía familiar que no quiero dejar pasar. Bueno y en fin de unos pocos productos más que se distribuyen con el aborrecido plástico.
Lo bueno de comprar bolsas de basura biodegradables es que la contaminación de nuestros desechos plásticos se mantendrán a raya a lo menos por un año y medio sin contaminar el ambiente. No como las perjudiciales bolsas de supermercado que podían retrasar la potencial contaminación de nuestro querido planeta en casi 150 años, si se hubiesen desechado bien cerradas. No hubiese soportado aguantar tanto tiempo esperando ver como se destruye nuestro planeta. A menos que se hubiesen dignado eso sí, a subir un poco más la edad de jubilación que nos permita disfrutar de nuestro atardecer más dignamente gracias a que las expectativas de vida han aumentado considerablemente a causa del excelente sistema de salud que disponemos.
Gracias a todas aquellas personas anónimas que empujaron gentilmente esta medida tan bien implementada y verdaderamente sustentable entre muchas más que se hacen realidad para nuestro propio beneficio. |