Conocer a Pepo es toda una aventura. Lo que más me impacta de él es su compromiso y amor por la naturaleza y los animales. Siempre privilegia salir al campo o escalar montañas. Lo hace acompañado de su fiel amigo perruno, el Colorín. Me he integrado a su vida poco a poco, primero como amiga, hoy como pareja. Llevamos meses así y por supuesto quiero avanzar. Deseo llegar a ser importante para él, tanto como lo son sus montañas, su campo, su famoso Colorín. Perrito lindo.
Hace unas semanas nos fuimos a acampar, estoica soporté las picadas de zancudos, las incomodidades del agreste terreno y el largo pelaje de Colorín, que me provoca estornudos. Todo vale por amor, me digo, y nada importa.
Para sorprender a Pepo, junto a una amiga, me inscribí en un instituto y aprendí el baile del caño. Una vez que me sentí segura preparé mi debut. Él lo disfruto muchísimo, aunque Colorín me arruinó un poco el show pues comenzó a seguirme en las volteretas e hizo que el espectáculo se convirtiera en un sinfín de risas. Igual salió divertido.
A consejo de otra amiga, quien me dijo – al hombre se le agarra por el estómago- entré a un curso de cocina. Aquí sí que Colorín pasa a la historia, pensé, pero cuan equivocada estaba. En el primer plato de pastel de carne que preparé, mi querido Pepo se encontró el chip de Colorín.
No me habló más.
M.D
Solo-agua, tu LV está cerrado. Te dejó la respuesta por aquí.
El chip es un pequeño circuito electrónico (del tamaño de un grano de arroz) integrado en una cápsula de vidrio biocompatible que se inserta bajo la piel del animal para su identificación. No utiliza pilas ni partes móviles, por lo que su duración es ilimitada. Cariños, Sheisan
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