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Inicio / Cuenteros Locales / timmyoscarillo / CUANDO EL DIENTE CAE

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El aviso había sido claro, alguien iba a morir. Hacía mucho tiempo desde que se había levantado en plena madrugada, mojado por su propio sudor, temblando de frío y tratando de recordar la escena que le había dado tanto miedo, y no lograba recordar más, sólo que estaba en la boda de alguien. Luego comprendió que era la boda del Felipe, que esta sorpresa emanada de la realidad se había ido al inconsciente y se había convertido en un sueño.

Asimiló que era la boda del Felipe, cuando cuatro días antes del evento, el Felipe tuvo que viajar al otro pueblo para recoger lo que el correo no llevaría hasta “San Pancracio de los Crisoles”. Y supo que aquella noche en la que había sudado frío lo que había soñado era el anuncio premonitorio que quizá el arcángel Gabriel le había soplado al oído, según la versión de doña Concha, la bruja y yerbera del pueblo, quién escuchó el sueño de Miguel en el velorio del Felipe.

El Felipe no regresó de “San Julián de las tunas”. Esa noche que llegó al pueblo, pasó a recoger unos zapatos de charol que había pedido en la zapatería, había ido a la oficina de correos y ahí le habían entregado un paquete grande, sin embargo como el calor estaba muy fuerte, seguramente eso lo motivó a entrar al bar que anteriormente era cantina, para beber un trago.

Ahí se encontró con “el serruchos”, quién en el velorio dijo que el Felipe no había tomado mucho y que se había ido con una mujer, lo que atrajo la mirada inquisitoria de Clara, que ahora no sabía si decirse dejada o viuda, ya que el Felipe no alcanzó a ponerse los zapatos de charol y darle el beso en la iglesia pero sí había agarrado camino para el mictlán.

El serruchos fue el último que lo vio, la mujer con la que se salió nadie pudo decir quién fue, y hasta el mismo serruchos comenzó a dudar si era real o había visto mal, ya que él a diferencia de Felipe sí había tomado con ganas de morirse ahogado en el alcohol, aunque esto no sucedió.

Así Miguel se había enterado que en los sueños hay mensajes, y ahora, doña Concha le había dicho que otra persona, pero esta vez más cercana a él, iba a morir. Miguel pasó tres años de su vida en la angustia que sólo puede provocar el saber que la muerte anda cerca, cada día imaginó la muerte de un familiar, de un amigo, a veces llegaba a creer que el muerto sería un pariente lejano, ese sueño de que se le caían los dientes y la interpretación de doña Concha lo dejaron con la intriga, y al final cuando pudo morir alguien del pueblo, Miguel descansó, lo fue a ver en el velorio, y no pudo evitar pensar: “Ay compadre, alguien se tenía que morir y usted andaba re-cerquita”.

Texto agregado el 10-03-2019, y leído por 81 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-03-2019 *****No me gustaría tener premoniciones, ya con el instinto es suficiente. Bueno tu cuento, saludos. Solo_Agua
11-03-2019 Me gusto la idea, los personajes y el toque de humor Gullito
11-03-2019 Me gustó esta historia dónde las creencias de una desgracia basada en un mal sueño tiene un papel protagónico. Magda gmmagdalena
 
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