N A U F R A G O S
Hay vientos…
que en su impulso irrefrenable
son causa de desmanes infinitos,
el nuestro fue un amor escalofriante,
un viaje sin retorno hacia el delito.
Al verte respirando de mi aire
intuí que el guión ya estaba escrito,
no se engendró así como una estrella,
planeada por el verbo y por su mente,
nació de un estallido a contra cielo
decidido a volar como un demente.
Tú no podías mi amor, yo no podía…
siquiera imaginar que aquel destello
partiendo del abismo de un pecado
pudiera convertirse en el más bello
motivo de dos seres desterrados.
Te vi de frente a mí, junto al pasado,
con tus ojos incendiados en los míos,
no medió una palabra, no cabía,
tu boca se entreabrió sin un reproche,
te tomé de la mano y nos perdimos
en los velos prohibidos de la noche.
Tú no podías mi amor, yo lo sabía…
cargar con la impiedad de esta agonía,
ahogados por el peso de la culpa
en las sombras buscamos susurrando
con los tontos temores de los niños
matar a los fantasmas del prejuicio
que osara desollar nuestra utopía,
y a la insaciable pasión que nos quemaba
la realidad la convirtió en mentira,
el costo fue comprar nuestros momentos
al usurero precio que pedía.
Yo no podía mi amor, tú lo sabías…
jugar de cara al sol esta partida,
los naipes son caprichos tan extraños,
es insondable el impulso que los guía
y a nuestra suerte sedienta de mañanas
el tiempo esquivo le quitó la vida,
quise gritar tu nombre en mi avaricia
y mi garganta se quedó vacía.
Hay vientos…
que te empujan sin remedio
a encrucijadas que no tienen salida,
sé bien que estás allí y me estás oyendo,
esta flor muere a nuestro amor rendida.
Que importa si duró solo un momento,
es indeleble tu paso por mis días,
en un capullo mi insensatez te arropa,
de tu mirada no tengo despedida.
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