Añoranza, era eso lo que generaba
su nudo en la garganta,
de su tierra amada y soñada,
pero los deberes no son algo
que se esfumen con un simple lavatorio.
La mortaja de sus obligaciones
lo sumía en un profundo abismo.
Se había convertido su condición en una metástasis exacerbada.
¡Cónsul… no es más que un molde de importancia reventada!
Camino bañado en llanto
por la selva de sementó.
Se topó con un trozo de corteza,
al tomarla en sus manos,
esta se hundió en la carne, se quedó aterido.
Levanto su mirada y como
en un acto solemne de
profundo respeto y hermosura,
fundió su sangre con los colores verde amarillento de la encina y madre de su trozo.