¿Viste cuando tenes suerte pero no tanta? Bueno... Así me parió mi madre. Soy una desgracia con suerte.

Cuando nací no respiraba. Me daban chirlos, me sacudían para todos lados pero yo no reaccionaba. La doctora Ortiz me tuvo que dar respiración boca a boca y así me salvó la vida. Después de eso me dejaron en observación. Pasé mis primeros 15 días de vida en una incubadora. Los médicos dijeron que "por suerte" no quedaron secuelas aunque me llevé de souvenir algunas marcas en la cara producto de la brutalidad de la enfermera que me arrancó, de manera no muy dulce, la cinta que sostenía los tubos a los que me conectaron.

A los 2 años me caí del último escalón del tobogán más alto del centro. Alrededor de 3 metros de altura medía. Mi mamá estaba embarazada de mi hermana, casi se desembaraza de la angustia. De milagro y gracias a mi increíble suerte innata no me pasó nada.

Cuando tenía 7 años, el Chicho, un compañero de la escuela pegó un salto y descolocó de un cabezazo una ventana enorme que terminó estallando en mi cabeza. Me tuvieron que hacer una cirugía plástica para acomodarme un poco pero "por suerte" los vidrios no me cortaron la yugular. Un injerto de lo más escatológico me hicieron, piel del culo en la cabeza me pusieron. Yo creo que alguno en el hospital perdió una apuesta y como prenda le hicieron practicarme esa operación abominable. Todavía sigo mirando el injerto a ver si aparece algún rulo... ¡Algún pendejo!

Después no he tenido más suerte que esa en la vida (¡Por suerte!) Nunca me he ganado nada, nunca me he encontrado plata.

Hace no mucho choqué y no me pasó nada grave ni a ni a nadie producto del choque. Pero... ¿Podría no haber chocado, no?

- ¡Sos mano!

- ¡Ah si! ¡Flor!

- ¡Que suerte! Truco.

- Naaa... No quiero. Me voy al maso. Flor en mesa. (4,5 6 y de copas)