El viento sonaba por la ranura de la ventana.
Sus ojos cansados deseaban la hora de llegada.
No quería dormir aún.
No quería sentirse solo bajo las sábanas.
Faltando pocos minutos para las tres de la mañana, el teléfono celular le iluminaba la cara.
Vio el mensaje entonces.
Una sonrisa se dibujaba mientras se abrigaba para salir a esperarla.
Las escaleras hacían eco con las llaves en sus bolsillos.
Y cada paso que daba se amortiguaba en sus sonoros tobillos.
Él se apuraba y ella se acercaba.
Tarde, pero sana y salva.
La mujer estaba en casa después de una larga jornada.
Texto agregado el 28-02-2019, y leído por 104
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Lectores Opinan
28-02-2019
Me encantó porque algo tan cotidiano lo convertiste en una historia de amor. Abrazos, Rox elixir
Es el sufrimiento oculto de la mayoría de los maridos. Nadie nos ve, pero nos preocupamos tal vez más que ellas. IGnus
28-02-2019
Se nota que eran recién casados o amantes, porque los maridos suelen dormir a pierna suelta, bah, la mayoría, obvio que hay excepciones. Me gustó pensar que alguien sea tan atento y cariñoso. Saludos. Magda gmmagdalena