Que la juventud es cosa del pasado lo proclaman el elevado gasto farmacéutico mensual y las frecuentes consultas médicas; lo proclaman las salidas a comer pues ya no podemos con las cenas ni con los trasnoches; lo corroboran las inevitables siestas tras las comidas pues no aguantamos de pie todo el día sin dormitar un mínimo de media hora; igualmente, frecuentamos más la peluquería para disfrazar esas canas delatoras e indiscretas; la agilidad para el ejercicio físico es ya solo recuerdo...
Si la juventud es ya cosa de un pasado remoto , lo pregonan las múltiples prótesis: audífonos, dentaduras postizas, gafas para la presbicia...
En fin, ¡ juventud ,divino tesoro, ¿ quién te volviera a disfrutar?
Pero...tempus fugit irremediablemente. Ainsss