En la mesa respiraban algo cansados. Se rascaban de vez en cuando la cabeza pensando y recapacitando. Un suspiro cortó el aire y un sonido de sillas rechinando. Ella se paró primero y se dio una vuelta poniéndose atrás del otro integrante. Un abrazo a la altura del cuello, fuerte, latente, pero tranquilizante. Ninguno dijo palabras, porque estaba todo dicho desde antes. Unos hermanos tristes llenos de recuerdos de media tarde. Lágrimas caían en sus mejillas por la muerte de su madre.
Texto agregado el 24-02-2019, y leído por 80 visitantes. (3 votos)