No quería hacerlo. Solo Dios sabe que no quería cometer tal ignominia. Le había costado mucho esfuerzo darle vida. El recién nacido era hermoso y bullía lleno de proyectos.
Unos segundos bastaron para hacerlo desaparecer. Un dedo , un torpe dedo apretó impremeditamente el gatillo. En vez de pulsar " enviar" tropezó con " borrar".
Se hizo de pronto la noche en el mundo de las palabras.
Un montón de palabras ensangrentadas se esfumaron por el hueco de la nada.
...Y con el crimen fortuito se volatilizaron un sinfín de sueños.