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Eva Carolina Quatrocchi es más conocida como Eva De Dominici. Desconocemos porque renegó del “Quatrocchi” y se puso “De Dominici”. Esta joven y bella actriz se encontraba descansando en un alto de la grabación del programa “Golpe al corazón” en la cual actuaba en el 2018, año en que ocurrió lo que voy a contaros a continuación.
Una anciana, muy veterana, quizás con más de ciento diez años, y con acento rumano, apareció por el lugar. La vio a De Dominici y le dijo:
- Buenas tardes nena, deseas colaborar dándole algunos pesos a esta pobre anciana que ha sobrevivido a dos guerras mundiales y a la dictadura de Ceascescu en Rumania.
- ¿Quién es usted? – preguntó asustada De Dominici.
- Lady Dumitrescu. Ya os dije sobreviví a las dos guerras mundiales y a la dictadura de Ceascescu en mi Rumania natal, aunque mi madre era búlgara, y mis abuelos, húngaros, croatas y eslovenos.
- ¡Fuera de aquí vieja loca! – comenzó a gritar enfurecida De Dominici.
El personal de seguridad no tardó en llegar. Retiraron a la vieja, que enfurecida comenzó a decir:
- ¡Ya verás De Dominici! ¡No te olvidarás de Lady Dumitrescu! ¡Tu sangre joven será bebida para mi eternidad!
- ¿Quién era? – preguntó Rodolfo.
- No sé. Una vieja loca, dijo que era rumana, o algo así. La culpa la tienen ustedes que dejan entrar a esa gente.
- No sé de donde salió. Le sacamos un documento. Decía que era nacida en 1887. Tiene 131 años. Es imposible que alguien viva tanto tiempo.
- Una loca. Debe tener sesenta. La próxima vez serán despedidos.



De Dominici fue al lujoso departamento donde vivía. Iba a estar un rato, a cambiarse y después salir con unas amistades. Pero para su sorpresa, al abrir la puerta, vio que sobre la mesa de la cocina había una horma gigantesca de Queso Gruyere.
- ¿Y esto? – preguntó aterrorizada - ¿Quién dejó este Queso en este lugar?
- He sido yo – fue la respuesta de una voz masculina. De Dominici se dio vuelta y vio frente a ella a un hombre muy alto, de dos metros, con aspecto y vestimenta de basquetbolista, con guantes negros y un machete en sus manos. El basquetbolista se caracterizaba por ser muy patón: calzaba 52.
- ¿Quién sos? – preguntó aterrorizada Eva De Dominici.
- Carlos Matías Sandes, basquetbolista, me dicen el Queso Quesón, ja, ja. Jugué en San Lorenzo hasta mediados de este año, ahora estoy en Boca. Calzo 52.
- ¿Qué haces aca, a qué viniste?
- A quesonearte Eva De Dominici.



Carlos Matías Sandes no tardó en sacar una gasa y se la pusó en la boca y la nariz a De Dominici. Era un éter y la narcotizó. La chica permaneció dormida unos pocos minutos, los suficientes para que Carlos la atara a un sofá que estaba en el living del departamento.
Al despertar, De Dominici intentó zafar de las ataduras pero no pudo. Un enorme pie talle 52 con un intenso olor a Queso estaba sobre su rostro.
- Espero que te guste el Queso – dijo Carlos.
De Dominici entonces comenzó a oler, besar, lamer y chupar los pies del basquetbolista. Al principio le resulto repugnante, pero con el correr de los minutos empezó a gustarle. Y lo que era tortura al principio se convirtió en gozo después.
Finalizado el juego de los pies, Carlos le dijo:
- Si queres coger, te desató.
Extasiada, De Dominici, aceptó. El culo de De Dominici, arrodillada, le dio la espalda al basquetbolista, y este empezó a darle patadas una y otra vez. Después la cogió por el culo, con los pies primero y con el pene después. Finalmente la obligó a chuparle la pija, y la penetró por la vagina. De Dominici estaba extasiada.
- Quiero más, quiero más Carlos.
- Ahora viene lo mejor – respondió Carlos Matías Sandes.



El basquetbolista entonces sacó el machete lo sostuvo con sus manos, lo levantó y descargó un criminal golpe sobre el cuello de De Dominici. Le provocó una profunda herida de izquierda a derecha, y luego con un segundo golpe, de derecha a izquierda. Un tercer golpe fue aún más mortífero y se lo descargó desde atrás. Hubo otras machetazos, sobre el cuello y el cuerpo, finalmente la decapitó.
Al terminar, el basquetbolista agarró el Queso y lo tiro sobre el cadáver de De Dominici, diciendo en voz alta:
- Queso.
El basquetbolista abandonó el lugar. Dicen que una mujer visitó la escena del crimen unos minutos después. Cuando entró era una anciana de más de 130 años, cuando se fue, parecía una mujer joven, radiante de belleza, de unos treinta años.

Texto agregado el 23-02-2019, y leído por 114 visitantes. (0 votos)


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