¡Ah! ¡Ah! ¿Otra vez aquí? ¡Pero hombre! No ande con cumplimientos porque no alquilas un calabozo te lo damos baratito.

¡Hum! Por lo diablo ya veo que es el comisario el que habla, yo aunque estoy más chupao que caramelo, conozco de que pie cojea la autoridad.

Mira caracol caíste otra vez y no te pases de pato a ganso, a ver, a ver, métanlo adentro ya este es caserito.

Le juro comisario que esta es la última vez que me cogen, aquí en la calle hay demasiada competencia, me regreso a mi pueblo y postulare para alcalde, pues le contare que al lado de mi casa vivía un muchacho hijo de don Bachinchin que era brutisimo y sonso, comelón como el que más y ahijado de un coronel, todos decían en el barrio que no iba a ser nada porque era golpeado de la cuna y no lo igualaba ni la mugre, pero le pego un chasco a todos se metió de político y ¡zas! Lo nombraron congresista y vieran lo diablo que se puso, con el sueldazo le brotaban las gracias como granos, me contaba mi compadre Ruperto que trabajaba para el cómo su guardia de seguridad y veía las travesuras que ideaba, le mochaba los sueldos a los empleados, pasaba facturas fraguadas, los gastos de representación se los tiraba, se alquilaba a la hora de votar al mejor postor; ahora me va apoyar como alcalde y hasta me pide una comisión que le tengo que dar por cada obra, además me dice siempre pisa fuerte y no tengas asco.

¡Bah! ¡Bah! Caracol, te lo digo de veraz por esta cruz, que vas a ir a parar al manicomio, mira decirme que está amarrado con el hijo de don Bachinchin que es padre de la patria, a este le da por hablar solo y espantarse las moscas en lo oscuro, por eso te han puesto caracol, por arrastrado, cachudo y baboso.

Amigo en este mundo raro cada cual se agarra con las uñas que tiene y no hay vuelta, ya lo sabe para la próxima vez como lo se yo.