Habitas en la gruta de la pureza
a la que me asomo, insolente,
con indiscreta ebriedad franca,
venciendo la inquietud del ahora,
pulsando los silencios de la prisa
en el feroz candor del debutante.
Nada digo. Una suerte de pálpitos
sacude mi mano y mis insomnios.
Con la boca mojada revelas tu piel
pero yo no sé aprender a llegar.
Texto agregado el 20-02-2019, y leído por 91
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Me gusta mucho tener que leer dos o tres veces un escrito para tratar de entenderlo desde la razón, aunque, el impacto poético fue lo primero.
Sin duda una elección o impronta sobre la estética que se agradece. Muy bueno. habitacion323