Mi vida sin tu amor parte 10
Fernanda de inmediato fue a la casa de Jairo y sacó la caja. La llevó a la clínica en donde vio las fotos de los dos. Leyó algunas cartas que Jairo le escribió por más de 20 años y que nunca le envió.
-aquí esta lo que me pediste.
-su número debe estar en la agenda verde, esa me la regaló el día que me gradué de la universidad. Iba con un traje gris, tuvimos que ir al baño a besarnos, no soportaba no poder besarlo en público – comentó - Marca, vive solo. En caso de no contestar, ve a verlo.
-haré lo que me pides.
Fernanda llamó pero nadie contestó. En su carro se dirigió a la dirección, era un departamento, tocó dos veces pero nadie abría. Esperó a que abrieran pero nada. Ya se iba cuando alguien abrió la puerta.
-¿si? ¿Quién es? – pregunta un hombre encorvado de 83 años, canoso con anteojos, de suéter gris.
-disculpe, el señor ¿Gilberto Serra?
-si soy yo ¿en qué le puedo servir?
-soy responsable de una clínica en la que brindamos cuidados paliativos a personas que tiene una enfermedad terminal. ¿Puedo pasar?
-claro – dijo Gilberto. Nada le podía robar y ya no tenía nada que perder. -y dígame ¿a qué dedo su visita? – le preguntó Gilberto, mientras Fernanda veía una foto de ellos dos en un bosque. Están abrazados, otra donde se están besando en la playa. – ¿él? El amor de mi vida
-está hospitalizado en mi clínica, tiene EPOC – dijo en un arrebato Fernanda
-¿como? – reaccionó ante la mala noticia.
–me contó su historia, y su hija me dijo que viniera a buscarlo. Aquí está la dirección y mi número, si quiere puedo venir por usted. – dijo Fernanda y salió del departamento en un mar de llanto.
Continuara…