Esteban Andrada, arquero de Boca Juniors, con su 1,93 metros de altura y su calzado número 46, salía del entrenamiento. Dada la popularidad del equipo boquense siempre era común que mucha gente le pidiera autógrafos a los jugadores. Andrada estaba muy contento firmando esos autógrafos. De repente ante el, una rubia despampanante, un calco igual a Valeria Mazza versión 1992, una famosa top model asesinada por el basquetbolista Carlos Delfino casi una década antes. Esteban no la conocía a Valeria Mazza, pero sí conoció a esta rubia, muy bella, irresistible para cualquier hombre.
- Hola Esteban – dijo la chica - soy Ravelia, no soy de Boca, pero te admiro profundamente, me firmas un autógrafo.
- Y si no sos de Boca, ¿De quien sos?
- Del Madrid. Soy madridista.
- Ah, bueno, que linda que sos piba.
- Muy linda. Y vos sos un morocho irresistible.
- No mientas, soy feo, muy feo. Me encontras en medio de la noche y asusto a cualquiera ja ja ja.
- Por eso me gustas Esteban, ¿Cuánto calzas?
- 48 – dijo Esteban Andrada – que en realidad calzaba un par de números menos pero le gustó agregar unas cifras más.
- Sí queres esta noche tenemos sexo en un lugar. Te voy a tirar un Queso.
- ¿Me vas a tirar un Queso? ¡Ja, ja, ja! ¡Qué gracioso! Bueno, vamos a donde sea. Ahora mismo.
- Perfecto, vamos al Hotel Beirut, ubicado en la Panamericana.
Un rato después estaban Ravelia Zamas y Esteban Andrada en el Hotel Beirut. El arquero estaba acostado desnudo en la cama, Ravelia le tiró un Queso encima.
- ¡Ja, ja, ja! – dijo Esteban – era verdad lo del Queso.
- Y esto es el comienzo.
Ravelia empezó a sacarle las medias, luego le empezó a oler, chupar, lamer y besar los pies a Andrada.
- Qué olor a Queso que tenes a pesar de que no te llamas Carlos - comentó Ravelia – No serás un Quesón pero sí sos un gran Quesudo.
- Ja, ja, soy un Quesudo, ja, ja – contestó Esteban, muy divertido.
La chica empezó a hacerle cosquillas, muchas cosquillas, a Esteban le gustó mucho. Estaba extasiado, lleno de gozo.
- Chupame la pija nena – dijo Andrada.
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Ravelia accedió y después Esteban la penetró por adelante y por atrás, no solo con el pene, sino también con los pies. Gozo y sexo total entre Esteban Andrada y Ravelia Zamas.
- Voy al baño Esteban – declaró Ravelia luego de terminar.
- Dale, te espero, que bien la hemos pasado.
- La pasamos muy bien, pero ahora viene la mejor parte, te quesonearé.
- ¿Quesonearme? ¿Seré quesoneado?, ¡Ja, ja, ja!
Ravelia, en el baño, se puso los guantes negros en las manos, y sacó un enorme cuchillo de un bolso. Cuchillo en mano regresó a la habitación y se puso delante de Esteban, que seguía acostado.
- ¿Qué llevas ahí, Ravelia?
- ¡Un cuchillo! – exclamó Ravelia - ¡Te asesinaré!
- ¡Nooooo! – gritó horrorizado Esteban Andrada.
El arquero intentó resistirse y expuso una férrea resistencia, pero la asesina pudo más. No fueron dos o tres puñaladas. Fueron más de ochenta, noventa tal vez. Cuchillazos por todos lados, la furia criminal de Ravelia asesinó a Esteban Andrada.
Al finalizar, la asesina tomo el Queso, una gigantesca horma de Gruyere, y lo tiró sobre el cadáver ensangrentado de Esteban Andrada.
- #Queso. Esteban Andrada.
Luego de tirarle el Queso, la asesina tomó las zapatillas de su víctima, y las llevó como trofeo, para rato después exhibirlas en su vitrina, junto a las zapatillas de sus demás víctimas.
Alli entró las zapatillas de Martín Palermo y las de Cristián el Ogro Fabbiani, puso las zapatillas de Esteban Andrada. |