Brian; De origen celtas e irlandeses; significa "El que tiene poder"

Jonathan; De origen hebreo; significa "Jehová tiene un don"

Desde hace algunos años atrás que en Chile se da cierto tipo de fenómeno social. Este nuevo movimiento consiste en la transmutación del comportamiento de ciertos sectores de las poblaciones más populares del país. Una de las principales conductas que ha variado, es el bautismo de los bebés. Estos en su gran mayoría están recibiendo nombres extranjeros de los más variados orígenes.
Las madres (principalmente adolescente que aún no han superado la barrera de los dieciséis años), creen que de esta manera sus retoños percibirían ribetes de importancia dentro de los círculos sociales.
Los nombres se han "chilenizado" y por ende cambiado a la realidad lingüística del país; el ejemplo más común es...

Brian = Brayan

También hay una suerte de "fusión" entre ellos; por ejemplo

Brian + jonathan = Brayathan.





Cuando solía viajar a la vecina localidad de Arica, siempre elegía el asiento número veintidós; pues era la mejor ubicación del autobús. la butaca estaba posicionada en uno de los costados del pasillo, y de este lugar podía extender mis largas piernas sin molestar a nadie.
Ocurrió que en uno de mis viajes dormitaba plácido, mirando una aburrida película; cuando aquel desagradable aroma colmó la totalidad del gran vehículo. Todos los que estábamos despiertos a esa hora de la mañana, buscábamos sin resultados la génesis del nauseabundo olor; pero nos fue imposible localizarlo. El sol ya comenzaba a salir detrás de la cadena montañosa, y solo restaba una hora de viaje; así que lo único que podíamos hacer para contrarrestar el problema, fue tapar nuestras fosas nasales con las manos y rezar por qué llegásemos pronto.
_ ¡Mamá, me hice caca!_ Dijo el inquieto infante que corría jugando por el pasillo del autobús.
_ Ya mi amor, aguanta un poco, que ya estamos llegando_ Respondió su adolescente madre sin quitar la mirada del teléfono móvil. Ella reía jocosa a medida que rápidamente tecleaba en la pantalla del pequeño aparato.
_ ¡Esta bien mamá!_ Reparó el niño con una sonrisa antes de continuar con sus infantiles juegos. El infante siguió corriendo extasiado, expandiendo el radio del mal aroma que se desprendía desde su ropa interior.
_ ¡Mamá me hice caca!_ Vociferó el pequeño, plantándose nuevamente frente al asiento de su progenitora.
_ ¡Ya Brayathan!_ Replicó enojada la madre_ ¡Siéntate y deja de molestar!_ Faltaban solo algunas calles para llegar al terminal terrestre cuando inesperadamente cayó la desgracia.
Mi único equipaje consistía en una mochila de mano que acostumbraba a llevar junto a mí. Así qué, para apresurar el trámite de arribo en aduana (y antes que el autobús se detuviese); me levanté del asiento número veintidós para dirigirme a la puerta de salida, y ser uno de los primeros en bajar de la máquina.
Repentinamente el inmundo olor se acrecentó, y fue inevitable mirar en dirección donde se encontraban la madre adolescente y el pequeño Brayathan.
Ella seguía riendo y tecleando en el teléfono móvil, mientras su hijo parado sobre la butaca, introducía sus manos en el trasero, y sacando la caca desde el pañal, procedía a frotarla en la cabecera del asiento que lo antecedía.
Con repugnancia varios testigos arremetieron en contra de la inescrupulosa madre, quién ofuscada (y sin quitar la mirada del teléfono) resoplaba insultos por doquier frente a las airadas protestas generales.