Hay tantas clases de amor como ha personas queremos,
está ese amor que sentimos por nuestros padres,
que si voy hacer sincera no es el mismo sentimiento por los dos.
Luego ese amor por nuestros hermanos, con algunos de ellos coincidamos.
Hasta que llegan esos amores que no son muchos pero se sienten como amigos.
Compañeros de travesuras, cómplices de secretos, hermanos de la vida.
Casi sin darnos cuenta nos enamoramos de unos ojos, de unas manos,
de un extraño que enloquece nuestro corazón, que nos provoca alegría,
tristezas incomprensibles, entusiasmo desmedido, una apática confusión.
Ese amor no es igual a ningún otro te incita, te tienta, te hace desear,
un futuro juntos donde no solamente existan solo los dos.
Cuando has creído conocer todas las clases de amor te encuentras,
con ese pequeño ser en los brazos que te enamoras olvidando hasta del dolor.
Todos los amores son deferentes, no hay uno mejor que el otro,
pero cada uno de ellos es necesario para sentirse humano.
Cuando pensé que en mi corazón no conocería un amor diferente,
ame a esos pequeños hijos de mis hijos que como aire puro llegaron,
¡para endulzar mi corazón!
CAL.COR
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