No existe lo discreto en la creación. Todo es un continuo. Que el átomo se presente en partículas bien definidas, solo responde a nuestra incapacidad de apreciar de qué están hechas estas partículas o que las rodea. Dar con la parte mínima indivisible de todo lo creado, es el sueño dorado de la obsesión del ser humano, por la posibilidad latente de construirlo todo desde el comienzo a su entero antojo. Pero se olvida de las afinidades inherentes manifestadas entre todas ellas. Un evidente reflejo de la voluntad de su Creador. Es la utopía soñada de echar mano al ladrillo del Gran Constructor olvidando el sentido correcto de la construcción.