Antes no encendías jamás la luz,
cuando tu cuerpo era un retoño
y en él, me embarcaba de grumete
para despertar navegando tus labios.
A oscuras tejía tus formas bizantinas
y saboreaba dos veces tus adjetivos.
Hace siglos que sol sigue sin ponerse,
y si se pone, prendes todas las luces.
Igual persisten mis sueños masculinos.
Texto agregado el 11-02-2019, y leído por 94
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