VIENTO SUR
Ya vienes sureño,
ya vienes silbando,
avisando el frío.
Bravo eres brisa gélida,
pasas las aguas,
y aunque todos te reciben,
algunos saben de ti solo:
que vienes de lejos.
¿Será que dejas apáticas a las personas enclaustradas?
Impasibles frente a “la rosada”,
o ante los bosques talados.
Por eso digo,
lo gélido queda en sus venas tropicales,
lo vuelves abúlico al aldeano,
ensimismado en su piel parda.
Pero: ¡ Sur !
Se:
que los glaciares te despidieron,
el pampeano sabe tu idioma,
y el patagón duerme contigo,
pues también frecuentas sus vidas.
Respondes a la queja del gurí despierto,
y reafirmas a las madres criollas,
con sus cuidados en la gripe.
Tu lenguaje,
sur vozarrón,
también se conoce en el centro.
Recuerdas al mediterráneo,
que el invierno existe.
Y hablas con esa selva,
la que queda alado del río,
pues amigo eres del Paraná.
El agua te hospeda como una suegra madura,
comparte contigo la madrugada,
y te da por esposa al rocío.
Visitas la sábana,
y el polvo se vuelve perfume,
mixturado en un chaparrón,
como un atardecer ataviado en fiesta.
Te encariñas con la llanura,
llenas los lugares vivos,
te emparentas con los lugareños,
pues sin avisar los despiertas.
Así,
vienes y te ausentas.
¡Sur!.
Vagabundo eterno,
hasta guarecerte y descansar,
en un caserío amazónico.
|