En la casa quedó lo mejor

En el mismo vecindario vivían la casa llena de familia y risas, junto con el raleado cementerio con abandonados sepulcros.
El camposanto le manifestaba al hogar alegre:
-Todos te dejarán y vendrán conmigo. Tus queridos quedarán aquí.
Decía ácido el lugar sin trino de aves muchas veces.
La venerada casa solo respondía con una sonrisa hacia las amargas declaraciones de su vecino.
Y el último lugar volvía a aseverar:
-Todos comenzarán a venir aquí.
Pasó el tiempo y el orgulloso sacramental cantó victoria, pero vio a la casa que seguía bella y alegre.
Solo entonces la necrópolis le pregunta:
-¿Cuál es la gracia?, si tus dueños y sus hijos ya están conmigo.
La casa respondió tranquila y en calma:
-Solo tienes sus huesos. Sin embargo yo tengo sus buenos recuerdos empapados de dulzura, que se reproducen en el gesto gozoso y vivo de nuevos soñadores.