_ ¡Maldita hija de puta!_ Desorientado y consumido por un irracional odio, caminaba descontrolado de un lado hacia otro; enojado, desenfocado, sintiendo como la ira se adueñaba literalmente de cada una de las células de su cuerpo_ ¡Cómo pudiste hacerme algo así!.. ¡¿Que te has creído perra indiscreta?!_ A medida que pasaban los minutos el desajuste mental tomaba ribetes peligrosos y desagradables_ ¡¿Quién pidió tu consejo, cabrona de mierda?!_ Con amargas lágrimas asomando en sus ojos, trataba de encontrar una sólida explicación frente al dolor que irritaba su espíritu.
Por primera vez en su vida, se encontró frente a frente consigo mismo, y no le agradó la naturaleza de lo que viera; hasta la fecha nadie había osado a desnudar sus acciones de aquella rígida manera.
El duro mensaje de texto, inesperadamente lo conducirían por el frío y desolado laberinto de su identidad. Bajo la tétrica oscuridad que hábilmente disfrazaba de amabilidad y encanto, observó una frágil y asustada figura pintada con tintes egoístas; una sombría silueta que toda su vida ha usado y manipulado el amor de quienes creen en él, para lograr los propios objetivos, importándole un carajo la empatía que fluye natural frente a los sentimientos de otras almas_ ¡No tenías que inmiscuirte en mi vida negra ingrata!_ Los vaivenes de una férrea y solitaria existencia, le enseñaron que los remordimientos son símbolos de debilidad y lamento, duramente tuvo que aprender de mala manera que solo el constante engaño logra el rumbo hacia el placer de los sentidos.
Aprendió que al aprovecharse imprudentemente de los destinos de sus cercanos, obtendría el control absoluto de lo que necesitara; pero boga perdido y sin rumbo en un océano de perseverante miseria espiritual donde no hallará el descanso que requiere.
Nunca sabrá que preocuparse de sí mismo es inútil, que la raíz del sufrimiento, es la obsesión de satisfacerse frente a las necesidades de otros. Decidió olvidar que todo lo que le molesta de las demás personas, es una proyección de lo que no ha resuelto de si mismo. Confrontar nuestro odios y temores es lo que nos lleva a aceptarnos frente a la realidad en la cual vivimos.
No has podido dejar atrás la tristeza que carcome todos los pensamientos; lentamente sucumbes en una ciénaga colmada de mentiras y engaños que tu irresponsabilidad ha creado.
¿Qué fue lo último que realizaste que aportó algo para mejorar tu existencia?