Cuenta las estrellas que hay en el firmamento
y si puedes hacerlo, sabrás cuanto es que se quieren.
Levanta tus ojos y observa, Draco, Géminis, Orión...
todas en el cielo atestiguando esta historia,
que por imposible que parezca es real.
A las tres de la mañana dos estelas de luz
resplandecen con más intensidad.
Dos estelas que en un momento fueron una sola estrella,
hasta que un evento cósmico los separó y los lanzo a la tierra.
Ahora vagan juntas por las calles de un pueblo olvidado
anhelando que la oscuridad de la noche se vuelta eterna
para nunca más tener que volverse a separar.
Sin embargo a pesar de su inmenso deseo
el universo tiene un orden y un funcionamiento
después de la noche sigue el día,
después del día viene la noche,
y noche tras noche, se mide el tiempo
semanas, meses, años...
Como el hechizo de un cuento mágico
las estelas, de día, adoptan forma de hombre y mujer
donde deslumbrados por el resplandor solar
tomaron caminos separados,
y solo de noche se volvían a encontrar.
Hombre y mujer creyeron soñar...
cerraban los ojos y vislumbraban la existencia de un par
pero la luz del alba le hacía olvidar,
y al abrir los ojos, simplemente vivían su realidad.
Hasta que un día de eclipse solar,
en ese instante de oscuridad,
en la lejanía reconocieron su resplandor
y emprendieron el viaje del recuentro,
pero el eclipse terminó.
Tardaron años en encontrarse, en reconocerse plenamente,
pero cuando al fin sus labios se tocaron, lo supieron…
cual almas gemelas se fusionaron, dejaron de ser fragmentos,
para formar un nuevo universo, que no existe en esta realidad.
Ahora, de día hombre y mujer buscan la penumbra y oscuridad,
para robarle al universo una oportunidad de pertenecerse.
Pero de noche bajo el cielo nocturno y la luz de las estrellas,
resplandecen juntos como alguna vez lo hicieron como estrella,
¡Qué alumbraba el firmamento!
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