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Inicio / Cuenteros Locales / Kahedi / A La puerta del destino Cap 4

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Hola chicos, no se olviden de votar y recomendar la historia. Se los agradecería mucho :)

***

La deidad sabía sobre mis dudas, pero por alguna razón se esforzaba en darme la tan anhelada oportunidad para volver....

—Adelante —me dijo como ya acostumbrado a la rara situación.

—Dices que no olvidaré todo esto, ¿verdad?

—Sí, ese será tu castigo por ser una cobarde.

Y leyendo mis intenciones prosigue:

—El saber estas cosas no te da el permiso de contarlas, si lo haces volverás aquí y no precisamente para saludarme.

Me quedé muda.

—Tampoco debes forzar las cosas en cuanto al destino que te he mostrado, ¿entendiste? —se hizo una breve pausa, para mí fue eterna y asentí con la cabeza sin articular palabra—, escucha bien lo que te voy a decir porque no lo repetiré: Ahora te haré volver al momento exacto en el que estabas lista para lanzarte al vacío, inmediatamente encontrarás el trabajo y ya sabes lo que sigue. No debes forzar las cosas, todo va a su debido tiempo, es muy importante que lo entiendas. Y tampoco debes buscar a tu esposo ya que él llegará hasta después de ocho años o quizás sean más.

—¿Más? —chillé a modo de súplica sarcástica—dijiste que serían ocho.

—Antes de regresarte a la tierra lo eran, dos o tres años más no hacen gran diferencia —replicó tranquilamente. Me contuve para no insultarlo porque realmente ya me había decido para volver, me había preparado para ello en esos microsegundos—. Él llegará, tranquila —finalizó leyendo mis pensamientos.

¿Que si esto era absurdo?

Sí, a la décima potencia.

Y sí, por un momento pensé que fue un error haberme mostrado mi futuro, ¿para qué? Para arreglar las cosas, para que los universos paralelos, alternativos sean los mismos. Pero y ¿si no era capaz de hacerlo? ¿Y si las cosas salían mucho peor que antes? ¿Si quizás nunca encontraría a ese hombre que me haría feliz? ¿Realmente lo necesitaba en mi vida? No sabía su nombre, su país. ¿Y si vivía al otro lado del planeta? Y sí...

—¿Por qué siempre piensas tanto las cosas? —bufó resoplando por enésima vez —, sueles ser estresante ¿sabías?

—Deberías dejar de leer mis pensamientos —solté sin reparo mientras me sonaba los dedos, ya no sabía qué preguntar pues ya había leído mis miles de preguntas y a ninguna contestaba, de pronto solté: ¿Reconoceré su cara al menos?

—Sí lo harás en cuanto lo veas —respondió cansado o impaciente, nunca lo descubrí—. Entiendo, sé que me he pasado del tiempo, ya la regreso —escuché que gritó mientras miraba hacia abajo.

—Te están pidiendo que me dejes ir ¿verdad?

—Algo así.

—¿Te volveré a ver? Suena raro decirlo porque ni siquiera te he visto, solo me has mostrado tu largo manto blanco y tus brazos o lo que sea.

—Sí me verás, quizás te visite otra vez. Me gusta molestar a los humanos en mis tiempos libres —rio, nunca entendí si fue un chiste o sarcasmo.

—Una pregunta más —volví a detenerlo mientras levantaba su largo brazo y al ver que suspiraba en reproche continué: Me conocías desde antes, ¿verdad?

Silencio total, aquello me asustó un poco. Pensé que la deidad fuera un demonio en realidad, ya sabes de esos que se camuflan entre los humanos pero que cuando deben llevarte al infierno muestran su verdadera identidad.

—Sí, en una visita a la tierra te vi, vi cuando llorabas sobre aquella banca del parque y como llamabas a Dios o a cualquier ser celestial. Yo me acerqué a ti, no podía entender el motivo de tu tristeza, tan profunda, tan miserable a la vez; después de dos horas te fuiste a casa a seguir llorando y esto no hizo más que aumentar mi fastidio hacia los humanos por la manera en que se tratan los unos a los otros.

—¿Cómo sabes que alguien me hizo daño?

—Cualquiera se daría cuenta.

—Sí, ese día mi novio me había abandonado —contesté volviendo a recrear el momento en mi cabeza.

Mi memoria fotográfica no ayudaba mucho en ese momento, seguía y seguía recordando hasta que la deidad me alejó de mis pensamientos para volver a hablar:

—Después de tres años te volví a ver, me camuflé en el cuerpo de un anciano y paseaba por la calle y tú me viste e inmediatamente te reconocí. Me alegró verte feliz o al menos ya no llorabas. Me ayudaste a cruzar la calle y cuando te toqué pude sentir malas vibras a tu alrededor y la palabra muerte te rondaba mucho por la cabeza. Después de saber cómo terminarías, él decidió finalmente darte una oportunidad.

No sabía cómo reaccionar ante esta información, me la vino a decir en ese momento cuando quizás nunca más lo volvería a ver, tampoco es que quería volver a aquella dimensión, pero había algo en él que me hacía sentir extraña pero a la vez cómoda, algo así como ¿protegida?

Se esforzó mucho en hacerme ver que las cosas no eran tan difíciles y para ser francos me sentía peor que antes de lanzarme de aquel edificio, aunque sabía que esa nunca fue su intención. Realmente no comprendí cuál fue su propósito al ayudarme, no era un ángel tampoco un demonio, lo cual no hizo más que confundirme minuto a minuto.

Traté de recordar aquellas imágenes que me describió, Harry y yo habíamos terminado hace cuatro años atrás y esto no hizo más que ahondar la mierda de vida que llevaba, luego de tres años dijo que me volvió a ver.

¡¡El ancianito!!

Solo hasta ese momento lo supe y haciendo cálculos, aquello había ocurrido hace siete meses atrás. Ese ancianito tenía mucha vitalidad y parecía más fuerte que yo en ese momento, recuerdo que se le cayó el bastón cuando acaparó mi atención y decidí ayudarlo. Bromeó sobre lo hermosa que era y me preguntó si estaba bien, como si hubiera intuido que mi vida ya era un infierno, nunca se lo dije por supuesto. Mientras recordaba esto, mi cabeza empezó a doler, fue un dolor diferente a los que estaba acostumbrada.

¿Qué si esto era mejor a quedarme sin sesos sobre un pavimento?

Sin duda.

—Pero fue gracias a ti —finalmente hablé alejándome de aquellos pensamientos, pensamientos que esta deidad acababa de leer.

—No lo fue, solo hice justicia. No eras consciente de tus pensamientos, bueno quizás un poquito.

—Para no estar en deuda diré que fue mi ancestro chino entonces.

—Hazlo bien esta vez, haz que valga la pena por favor.

¿Que valga la pena? ¿Acaso me estaba tomando el pelo? Él sabía que realmente lo estaba intentando, al menos eso pensé mientras me mostró el patético futuro que me deparaba.

—¿Por qué eres así? —pensé en voz alta o lo dije queriendo.

—Bueno yo soy cómo soy. Ya adiós —fue lo último que logré oír mientras me acercaba a una gran puerta flotante.



De pronto todo se iluminó a mi alrededor.

¿Dónde estaba?

¿Estaba herida o media viva?

¿Esto había sido un sueño?



***

Hola mis queridos lectores, aquí yo con otro capítulo. Este es súper cortito para que lo disfrutes en esta noche. 

El siguiente capítulo, vendrá en breve esta semana a modo de disculpa. 

Ya falta poco para que termine la historia.

¿Te animas a anticipar el final?

Gracias por leerme y comentarme, me haces muy feliz.



Besotes,



Kahedi

Texto agregado el 17-01-2019, y leído por 82 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
29-01-2019 Sigo leyendo. Atrapante la historia y simpáticos los personajes. Magda gmmagdalena
18-01-2019 Veo que es un capitulo, tendre que iniciar... bella noche tengas amiga. sendero
17-01-2019 No sabía lo de los capítulos. Me pareció éste que termino de leer, apasionante! MujerDiosa
17-01-2019 me alegras con la noticia puesto que siempre cortas en el momento más interesante yosoyasi
 
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