El alma de la ciudad despierta, gracias al palpitar alegre de su gente. Miles de voces, emociones y colores se despliegan por doquier.
La música llena el aire, mientras la cantarina lluvia cubre sus calles. Nuevas huellas se impregnan en el asfalto.
En el Café, sobre un pan fresco, se derrite suavemente mantequilla y un té con leche es degustado hojeando noticias del ayer.
Lentamente se desplaza la mañana, hilvana perlas de tiempo en el trayecto incesante de la vida.
El viento trae el sabor y aroma de las muchas especies que bullen en las cacerolas, estallan los sentidos en un encuentro multicultural de todas las castas. El vaho escurre sinuoso, abarca las calles, entra en las mentes, abre apetitos.
Algo en el aire me invita, algo en el suelo me atrae.
¡Amo esta ciudad! se me adhiere a la piel, se me impregna en los poros y amorosamente me inunda.
En unas horas, el murmullo se aplaca, la exaltación se calma y en un suspiro, así de pronto, todo duerme...
Montevideo.
M.D
Queridos colegas Cuenteros; me tomaré un descanso, es tiempo de vacaciones.
A cargo de las entrevistas quedan Vicente y MujerDiosa, quienes manejaran la cuenta de Conociendonos.
Espero estén muy bien. Cariños, Sheisan
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