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No le erro si les digo que esto comenzó una noche de viento, caminando. Ese caminar titubeante, esos pasos de tropezar y que te hundís en las negras bocas que la tierra hace para tragarte, para sepultarte. Para hacerte desaparecer en los infiernos helados que existen bajo la negrura de los pozos y no los vemos en medio de las calles de ripio y en las sendas sin yuyos y sin veredas.

Ni luna hay, me cago en ella que no aparece, dijo. Y al respirar agitado le sonaban los mocos llenándole la nariz sin dejarle pasar el aire, en busca de que se ahogue. Buscando que se muera.

En la esquina, ya llegando al último tramo de la cuadra, hasta donde alumbra ese foco famélico apenas unos metros, dejaron de arrastrar las zapatillas y se vieron las caras de nuevo, ahora sumergidos en una nube de polvo y aliento helado.

No se ve un sorete por acá, vamos por las luces o nos cagamos a golpes. Dijo el de pelo más largo. En la noche no se escuchó nada solo el ruido del viento moviendo las ramas y el golpear de las tranqueras que quedaron abiertas.

Lonjas de nieve vieja, dura, amontonada contra los paredones marcaban los lugares correctos por donde avanzar sin tragarse nada, andá pisando en la nieve helada –dijo el Loquillo- y prendió un cigarro.

Entraron a la casa por la puerta de la cocina que estaba solo arrimada, sin tranca. El Manchita echado ni amagó a moverse, no hizo nada, levantó la cabeza un segundo. Después siguió durmiendo.

Guardián te salió la fiera.

Vamos a avivar el fuego que el muy puto se está apagando. El de la casa movió las brasas con un palo de leña a través de la puertita, cayó ceniza y con el movimiento creció la luz naranja intensa que dan las llamas al renacer, le agregó palos finos, de a uno, hasta que agarró con fuerza.

Me cago en el frío dijo ahora, el de pelo más largo estaba sentado con las manos clavadas entre las piernas, moqueaba y se limpiaba de vez en cuando la nariz -más roja que el resto de su cara- con la manga del pulóver. Noche de mierda.

La casa parecía vacía, pero la vieja dormía en el fondo, seguro desde hace horas. El calor creció, y al crecer el ambiente mejoró, después fueron a buscar leña afuera con un balde y a la vuelta pusieron la pava cargada en la hornalla grande.

Sacále la tapa a la cocina así se calienta más rápido.

Hay que hacer algo sino estos hijos de puta nos cagan, no sé qué, pero hay que hacer algo, ese es el trabajo de inteligencia que yo te digo. Pero ojo de esto ni mu, lo sabemos solo nosotros. Nadie, pero nadie más tiene que enterarse, ¿o no? Ni el perro.

Eso, tenemos que tratar de que lo hagan los otros y vos y yo, nos hacernos olímpicamente los boludos. No te olvides que a los primeros que van a apuntar es a nosotros.

Tenemos que tener hasta una buena coartada, pero muy buena, que no nos puedan cagar aunque ellos vomiten todo y nos quieran mandar al frente, sólida, como dicen en las películas, dijo el Loquillo y comenzó a mezclar los naipes de rumy hábilmente.


Para Jorge.

Texto agregado el 11-01-2019, y leído por 104 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
11-01-2019 me agradan cuando emanan delicadeza yosoyasi
 
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