Galaxias moribundas
galaxias que están por nacer,
y vos, tan simplemente preocupada
por nuestro efímero paso por la tierra,
¡Ay qué tristeza! Qué pena
Renacuajos encapsulados
en una gota de lluvia por caer,
escarlatas rosas despojadas de su néctar
y vos, simplemente aterrada,
por las facturas que se acumulan empapadas
en la puerta de tu casa
¡Ay qué tristeza! Qué pena.
Nubarrones velados por tu ceguera,
corazones reventados que se quieren remendar,
sauces perfumados con roció
y los nichos de los lamentos que
se escurren junto al viento
cuando inexorablemente se borra el sol
Y vos, simplemente preocupada,
en un interminable fila de banco
pensando en doscientas calorías extras,
soñando en el ascenso,
cortando caricias
convirtiendo en arena
la sangre que corre por las venas,
soñando en números,
moldeando tus muslos,
terriblemente acompañada
terriblemente sola
¡Ay! Qué tristeza,
qué pena… que pena.
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