Cuando nos besamos
nuestro deseo es arder
con un fuego en tu rostro
y el mío. Resucitando
suave, en nuestras bocas
la ante última voluntad
de nuestros apetitos.
Después vendrá la última,
pero a esa, por ahora,
no me animo a escribirla.
Texto agregado el 08-01-2019, y leído por 76
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