ME FUI DE PUTAS CON UNOS AMIGOS: LA CONCEPCIÓN MODERNA DE ALGUNOS DELITOS DE LA BAJA EDAD MEDIA.

Aquellas acciones fuera del marco legal, las cuales consideramos delito conllevan al estudio de la delincuencia que, a su vez se convertirá en “disciplina histórica” como lo menciona Juan Miguel Mendoza Garrido en “La delincuencia a fines de la edad media. Un balance historiográfico” sabiendo esto partimos a la idea de ¿por qué la prostitución, el hurto y el homicidio y no otros delitos? Con respecto a la pregunta anterior decimos que la prostitución es legalmente aceptada, pero no moralmente, ofreciéndome un panorama del dominio moral sobre el legal, por tal circunstancia es pertinente recurrir a ella; El hurto es repudiado moralmente y castigado legalmente, tanto en la edad media como en la modernidad, pero aquella concepción jerárquica en el rango delictivo cambio indiscutiblemente desde los siglos mencionados, brindándome la oportunidad de identificar la importancia de este en los siglo XIII y XIV; El homicidio, a pesar de las acciones que implica y el rastro que deja, era castigado en nuestro periodo de análisis dependiendo el caso, pero ¿Por qué no tan severamente como el hurto? he aquí un punto cambiante hacia nuestro paso a la modernidad, interesante para contestar nuestra pregunta problema: ¿Qué actos delictivos de los siglos XIII y XIV son aceptados en la modernidad legalmente y cuales son socialmente aceptados?

Es evidente que la prostitución, el hurto y el homicidio podrían considerase pilares de la historia, ya que sus orígenes se remontarían al inicio, sin embargo, si tratara cada uno de los pasos de este proceso a través del tiempo, es muy posible que un trabajo extenso estuviera en marcha, no obstante, intentare hacer un recorrido breve sobre antecedentes de las acciones mencionadas anteriormente, cuyo objetivo es sustraer la raíces que permitieron su evolución hasta los siglos XIII y XIV, los cuales serán nuestro punto de enfoque, a pesar de esto, es necesario buscar en los hilos del tiempo fundamentos de aquel proceso, una vez realizada aquella operación nos sumergiremos en el contraste de los siglos mencionados con la modernidad colombiana.

La elección del periodo nombrado anteriormente se debe al aporte contextual: El primer siglo deja ver tras fondo una edad media en marcha, aunque la decadencia se aproxima; El segundo, refleja la crisis de una sociedad que va desde hambrunas hasta disminución demográfica, permitiéndome observar las medidas que toman los individuos para superar las dificultades. Es pertinente distinguir que la investigación no tiene un lugar definido dentro de la Europa occidental, puesto que brindaremos un contexto de similitudes entre potencias europeas que transportaron su cultura a la sociedad colombiana, como fue el caso de España y de una manera u otra Francia, Inglaterra, Italia y Portugal.

El origen de la prostitución generalmente lo asocian con “es la profesión más antigua”, sin embargo, el primer registro que se tiene de algo similar al significado de prostitución se remonta al siglo XIII A.C. (la primera profesión fue la de comadrona, encargadas de colaborar en los partos debido a las complicaciones que tenía dar a luz). El registro más antiguo se halla en el código Hammurabi, donde hay leyes que protegen a las mujeres que practican la prostitución en Mesopotamia y la zona cerca al mediterráneo, hablando un poco más sobre orígenes decimos que en la Grecia clásica aparece el término “porne” derivado de “pernemi” (vender) transportándonos al concepto de mercado que aparece mucho tiempo después, pero en sí, aquí encontramos una oferta y una demanda donde tanto hombres como mujeres ofrecen su cuerpo en la espera de un pago, aunque lo hacían de manera independiente.

En el siglo V A.C. en Atenas bajo la tutoría del rey Solón se fundó el primer burdel, con el fin de recolectar fondos para el famoso templo de afrodita, de este modo encontramos el primer establecimiento que ofrece mujeres y hombres para satisfacer necesidades sexuales, un aspecto a resaltar de las características fisiológicas del sexo masculino es la juventud de los individuos, indispensable en ese trabajo. Saltando de Grecia a Roma, siguiendo el camino de elementos base de la edad media, decimos que en Roma aparece el término “Prostitutere” que traduce “exhibir para la venta” brindándonos una evolución del concepto, aunque no todas las trabajadoras sexuales se les llamaba del mismo modo: La Meretriz, quien trabajaba independientemente; Las delicatae, prostituta para los altos mandos; La pala, quien se acostaba si pagaban su tarifa. Solo para resaltar algunos tipos de prostitutas transportados a la modernidad de alguna manera u otra.

Finalmente, en este recorrido sobre el concepto de prostitución llegamos a nuestro punto de utilidad, la edad media, la cual será nuestro elemento comparativo en el aspecto evolutivo de los delitos, en su visión moral y visión legal, sin embargo, como subrayado en varias ocasiones los siglos de interés son el XIII y el XIV. En esta ocasión me sumergiré en el contexto, esperando ofrecer el ambiente donde actuaban los delitos.

Los siglos XIII y XIV aparecen ligados a una ordenación feudal, cuya base económica recae en la agricultura que está en manos de la “aristocracia “sostenida por campañas militares que resguardan el poder. La población tiene como sustento ideológico el cristianismo, por consiguiente, los señores feudales eran los encargados de “resguardar la paz de Dios” y la iglesia manejaba el aspecto moral del hombre, indicándole sus obligaciones como buen hijo de Dios. De esta manera seres ilustrados con un uso adelantado del significado encargados de resguardar el sistema, crearon una serie de leyes para sancionar la infracción al código moral, por tal motivo se dice que las leyes se hicieron para castigar el fallo de la moral, encontrándonos con un vínculo entre lo que es moral y legal cuyo plan es controlar a la sociedad, un claro ejemplo de esto es la teoría de los tres órdenes, descrita por Duby de la siguiente manera:

“Dios, desde la creación, ha dado a los hombres tareas específicas; Unos tienen la misión de rezar por la salvación de todos, otros están llamados a combatir para proteger al conjunto de la población, y al tercer grupo, con muchos el más numeroso, le corresponde mantener con su trabajo a las gentes de la Iglesia y a las gentes de la guerra.”

Es indiscutible que los individuos pertenecientes al tercer orden son los campesinos y las personas de bajo nivel económico, he aquí los sometidos por el sistema, quienes tenían que rendir tributo y dar el diezmo, a estas obligaciones se le suma mantener a su familia, además de sostener las guerras con su trabajo, un claro ejemplo de ello es la cuarta cruzada. A finales del siglo XIII y comienzo del XIV las tierras no produjeron lo suficiente para mantener a la sociedad causando en 1315 una escasez de alimentos, además en 1348 la peste negra azoto a Europa originando una baja demográfica. ¿Qué hacer cuando las monedas producidas por la cosecha no alcanzan para satisfacer las deudas? Las personas se ven obligadas a cometer acciones que afecten su moral y la moral colectiva, además de romper las leyes si es necesario. La iglesia estaba consciente de lo anterior, entonces decidieron no castigar la prostitución legalmente, pero moralmente es repudiada porque la biblia prohíbe la fornicación, así es como en 1358 el gran concejo de Venecia dice que la prostitución es un mal necesario, no obstante, las trabajadoras sexuales tendrían que vestir distinto para ser diferenciadas de las mujeres decentes, por ejemplo, en Florencia llevaban campanas en sus sombreros y en Milán llevaban un manto negro.

El negocio de los burdeles en la ciudad generaba buenas ganancias y no estaba restringido, definitivamente aquellos lugares oscuros, recurridos por hombres casados y solteros era una buena inversión, a pesar de esto para las fechas santas había restricciones, al igual que en tiempos de peste, debido al respeto por Dios y la higiene no se podían abrir los establecimientos. Las mujeres contratas eran jóvenes, constantemente con necesidades económicas, también señoritas que habían sido deshonradas por el fenómeno de la violación, por este hecho su vida matrimonial no existiría. Algunas prostitutas que no estaban vinculadas a un burdel trabajan en sus casas, para identificar la disponibilidad del servicio colgaban un ramo de flores en la entrada, dando así el origen del término “rameras”.

Antes de comenzar con la temática del hurto, me remito a decir que el tipo de ladrón para el análisis es el ladrón de propiedad, olvidando un poco el ladrón de tiempo, porque como mencione anteriormente el castigo legal es a destacar. En el siglo XIII y XIV impulsados por los hechos narrados anteriormente aparecieron bandidos en los caminos, los cuales tenían como objetivo asaltar las mercancías de “la burguesía”, en las ciudades y granjas existían ladrones comunes, quienes robaban comida y animales condenados a multas simples, de este modo se clasificaron los delitos en dos categorías: Delitos menores y delitos mayores. Los delitos menores como el robo de animales y comida pasaban por simples multas:

“Quien desvalije una despensa deberá pagar 15 sueldos si la despensa no tiene llave y 45 si la tiene. El que robaba un perro debía de abrazar el trasero del animal en público. Si se negaba a ese deshonor pagaba 5 sueldos al dueño y dos de multa. El robo de un ciervo doméstico se castigaba con 45 sueldos. El robo del halcón sobre su percha tenía una multa de 15 sueldos y de 45 si el animal estaba encerrado con llave. Un vaso de miel robado tiene una multa de 45 sueldos; si lo robado es un esclavo o un jumento, la multa desciende a 35 sueldos -por lo que se deduce que la miel era casi un objeto de lujo al ser las abejas las únicas proveedoras de azúcar en aquella época-. El hurto de un esclavo cualificado tiene una pena mayor: 62 sueldos y medio, mientras que el robo del caballo de tiro está penado con 45 sueldos”

Si el individuo no podía pagar los sueldos se le castigaba cortando una parte de su cuerpo, generalmente manos y pies. Los delitos mayores consistían en robar a un mercader su oro o productos, practicar la homosexualidad, la herejía, la hechicería, el homicidio y en el siglo XIV la traición, pero como sustracción de las acciones nombradas resalto la importancia que tiene robarle a un individuo como se denomina desde la modernidad “precapitalista”, no obstante, en el siglo XIII y XIV esta práctica estaba perdiendo poderío, sin embargo, la sed de sangre y venganza incluso persistió en el contexto de “la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”.

El homicidio a comienzos del siglo XIII ya no tenía una característica tan violenta y sanguinaria como del siglo V al X, donde los individuos estaban obligados a decapitar con un serrucho al asesino de su padre o familiar, entre otras hazañas de la cotidianidad. En este periodo el derecho romano intentaba resurgir con algunas modificaciones, pero en las guerras la muerte era del diario vivir metafóricamente hablando, las implicaciones y los castigos recaía en el asesinato de clérigos, nobles, mercaderes, banqueros y mujeres embarazadas, considerándose esto un delito mayor. Moralmente hablando decimos que los actos están castigados por la ley de Dios: No robaras, el séptimo mandamiento; No mataras, el quinto mandamiento. Lo cual implicaba un desprecio de la iglesia, añadido a esto un cupo directo al infierno por matar o robar. De este modo, termina mi pequeño recorrido por los hilos del tiempo y nos encaminamos a la modernidad.

En la modernidad la prostitución funciona de la misma manera, los únicos elementos que cambian son los factores que rodean el trabajo, es decir, aquellos lugares oscuros donde están ubicados ahora cuentan con iluminación de colores, trasmitiendo la sexualidad del lugar, pero esto se debe a una evolución de la tecnología, más no del lugar. En el siglo XIII y XIV existían habitaciones por las que se pagaba para cometer el acto, en la modernidad persisten.

En el siglo XXI aún se clasifican las mujeres que ejercen aquel trabajo, en prepagos y prostitutas, ambas trabajadoras sexuales, pero la primera funciona como dama de compañía en eventos generalmente relacionados con personajes de alto nivel social, estas mujeres por lo general gozan de una belleza natural y en ocasiones postiza, al hablar de belleza postiza me refiero al aumento de senos, aumento de glúteos y correcciones de “imperfecciones para el trabajo”, de este modo la vanidad juega un papel importante en la presencia escénica; La prostituta varia en la belleza, entre más joven y simpática el precio aumentara. Generalmente están encerradas y no salen a la calle por la vestimenta, con la vestimenta me refiero a las pocas prendas que cubren la piel, esto se debe a un temor a la moral colectica que con una crítica enfundan el poder de Dios como arma hacia aquel trabajo pagano. En la concepción del trabajo moralmente aún cuatro siglos después, la prostitución sigue siendo un mal necesario, repudiado por mujeres decentes y ejercido por mujeres con niveles económicos bajos.

Es interesante saber cómo el triunfo de la revolución francesa donde se propuso aquellas bases políticas de libertad, igualdad y fraternidad, fue simplemente una utopía, al dudar de la existencia practica de estos conceptos me encamino al argumento ¿Dónde está la igualdad de estas mujeres, donde está su libertad de actuar sin la presión social y donde está la fraternidad, acaso sobrevivieron al tiempo las palabras y no las acciones? Es cierto que legalmente no es un trabajo castigado, pero moralmente es repudiado y aislado.

El robo de propiedad es castigado legalmente y moralmente en la modernidad, no obstante, la moral es ejercida cuando la persona es perjudicada directamente, porque cuando no afecta al individuo como tal, las excusas salen a flotar. Estamos regidos por la constitución del 1991 una copia barata de la constitución del 1791, a pesar que la ley castiga a los ladrones, el pueblo colombiano acepta el robo de un pan, es decir, de comida, pero no de objetos, un ataque hacia el capital es una ofensa a la moral, así es como capital y moral se vincularon o tal vez siempre estuvieron vinculados. Una estafa, producto de la corrupción, muy común en la modernidad es juzgada moralmente y “legalmente”. El homicidio aún se castiga moralmente y legalmente, frente al aspecto moral ha de nombrar un elemento en esta sencilla investigación: Un violador se odia más que un asesino en la modernidad. Tras interrogar a las personas y la mirada de acciones, encontré testimonios como: “Matar a un violador o lincharlo; Castrarlo; Darle un escarmiento; Prohibirle sus privilegios en la cárcel”

En conclusión, el siglo XXI es un lugar de contradicciones: Donde las leyes actúan cuando la moral falla; Donde la salud individual y el bienestar familiar van por encima de todos los valores morales, pero a su vez se exige la moralidad familiar; Donde las leyes actúan al igual que en la edad media sobre los pobres; Donde los principios de libertad, igualdad y fraternidad son meras utopías; Donde las personas temen a liberación eclesiástica, porque creen en una posible pérdida de la moral; Donde los delitos morales como: La prostitución, el hurto y el homicidio se aceptan desde que no afecte la individualidad y, por consiguiente el capital; Donde el avance temporal simplemente contribuyo al cambio en el sometimiento sistemático. Pero al final y como conclusión resaltante ¿acaso hemos cambiado en la concepción del delito? porque los pobres siempre serán los castigados por el sistema y los juzgados por la moral.



REFERENCIAS
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 FERRANDO Castro M. 6/3/2014. Red historia: Especial. Prostitutas en la historia. URL: https://redhistoria.com/putas-en-la-historia/
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 KASISOPEA (Usuario de blog en Google) 17/3/2009. Paseando por la historia: La prostitución en la edad media URL: http://paseandohistoria.blogspot.com.co/2009/03/la-prostitucion-en-la-edad-media.html
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 BETANCOURT Darío. Historia de la edad media. Universidad Santo Tomas. Bogotá 1986.
 ROSSIAUD Jacques. La prostitución en el medievo. Ariel, España 1986
 ENTREVISTAS, 2017 – MORENO Pedro, Líbano (Tolima). Entrevistador Julián Andrés Pérez.
 ENTREVISTAS, 2017 – HERNÁNDEZ Luz, Líbano (Tolima). Entrevistador Julián Andrés Pérez.
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