Ignoro el tiempo que llevo perdido en este mísero lugar, ya que no cuento con calendario desde el 31-07-2015, día que naufragué. Este pedazo de tierra está inundado de espantosa pobreza, las mujeres tienen que cubrirse con hojas, ¿O será que las hojas no encuentran árboles para cubrir? Hasta los pobres cocos buscan un hogar. Y yo con tanta sed, el último coco que tome estaba tan vacío como mi alma, tan vacío como mis venas, tan vacío como el lugar donde lo tomé. Todo tan vacío salvo mi rostro el cual coleccionaba cachetadas por cada coco que intentaba tomar. Recordándome a los golpes de la vida, y a los de mi madre que me repetía que era un zopenco. ¡Dios! ¡Como extraño a mi madre!, ojalá estuviera viva. Tan viva como la llama de mi amor por ella, tan viva como la fogata con la que la incineraron, tan viva como la lombriz que no deja de pedirme agua, pobre lombriz. En eso recordé un método ancestral para conseguir agua. Trepé una palmera de cocos y los azoté, después del primer intento, pude conseguir rico y delicioso néctar de mis ojos que lloraban por ser auto golpeado por un jugoso coco. Bebí mis lágrimas para posteriormente volver al hotel 5 estrellas para descansar, y mañana una vez más intentar escapar de ésta isla desértica, salvo por las los surfistas, los turistas y las chicas pobres, ¡Hay Dios! 3 años y medio aquí, Pobre de mi, ¡Pobre lombriz!, ¡Pobre de las chicas pobres! |