CANTO AL RECUERDO:

Blanca fue mi noche entre tus dorados senos, donde el crispar del fuego se hizo niño y las colinas humedecían la mañana. Entonces, yo canté entres tus brazos aquella canción de cuna que compusiste, aquella melodía incesante del espejo roto: del que nunca nos reflejó a nosotros, sino más bien, quienes no éramos en ese instante de amor perpetuo. Luego correteábamos por los pasillos del tiempo y tú siempre libida te apresurabas a buscar entre recuerdos mordidos por el pasado todas tus fantasías e ilusiones.
Cierta tarde gris, cuando el mundo aún era virgen para nosotros, comprendimos que la aurora llega cada mañana con su rocio, y con ella nuestros recuerdos de travesuras. Entonces, volvimos al principio; al génesis de los tiempos inmemoriales donde apenas tú eras flor onírica y yo simplemente el tallo con espina que te sujetaba.