Amigos míos:
Les voy a contar dos anécdotas sacadas de la historia.
La primera corresponde a la época revolucionaria en México. En ese tiempo los pozos petroleros y refinerías pertenecían a empresas extranjeras que tenían guardias bien armados y entrenados para cuidarlos. Las chusmas revolucionarias acostumbradas a saquear, nunca, se atrevieron atacar a estos lugares.
El actual gobierno (AMLO) ha ordenado al ejército mexicano resguardar a las refinerías y depósitos donde se almacena la gasolina. (entre paréntesis, se sabe que el 80% del astronómico robo de carburante sucede en estos lugares y sólo el 20% en la ordeña de ductos). Así que 4,000 efectivos castrenses en toda la República se harán cargo de este problema. Una acción excelente.
La segunda anécdota es en el tiempo de don Porfirio Díaz, los bandoleros azolaban los caminos del país, así que el presidente le ordenó a su compadre, el general Manuel González, que se encargara de esta situación.
El general porfiriano al recibir la orden de inmediato le puso un telegrama a su jefe:
“Mi general:
No hay problema, solamente le pido: que a los malandros no me los “babosee” la justicia. Yo, persigo a estos cabrones, los atrapo, los juzgo, los cuelgo, e incluso los entierro. RESPETUOSAMENTE.
Su compadre”
¡Santo remedio!, los terribles rurales porfirianos, limpiaron los caminos.
Parodiando al general porfiriano, las fuerzas del orden actuales, deben ofrecer a los huachicoleros (los que ordeñan los ductos, los que roban en las refinerías y en depósitos, los dueños de las gasolineras que venden la gasolina robada) una honrosa SEPULTURA.
Felicitaciones AMLO.
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