Y aún en la inmensidad anhelo encontrar la paz Que me fue arrebatada, sosegada por los años que han llegado a quedarse a vivir junto a mi, A veces salgo y dejó a mis sueños cuidando mi hogar. Muchas veces se niegan a bajarse de mi ser acurrucados cual infante en brazos de su madre; Tan profundamente íntimos como amantes de siempre. Siguen ahí mirando mi rostro, contemplando mi alma, suspirando de forma pacífica, Añorando al siguiente paso, al siguiente compromiso. Deseando ser tan vivaz cual niño de seis años, Tan audaz para ser capaz de realizar mi más anhelados deseos.
Texto agregado el 27-12-2018, y leído por 79 visitantes. (1 voto)