Se acercaba el fin de una era. Los justicieros del orden y la tradición, moraban por los alrededores.
Por décadas habíase establecido una franja revolucionaria, en paz y armonía, cosechaban sus propias verduras, y comían sus vegetales, entonaban canciones melodiosas, pero a su vez había un entendimiento entre las familias. Todos tenían relaciones entre sí. Los maridos con las esposas de otros, y las esposas con los maridos ajenos.
Según la regla o menstruación sabían las mujeres a quién iba a pertenecer ese vástago, porque la educación sexual era muy abierta y estaba instalada la norma de usar la pasión, y no solo para reproducirse.
Eran fieles a esas costumbres hacia décadas, y había rencillas, por supuesto, envidias, y traiciones sin que eso afectase la armonía de los lugareños.
Había mujeres avasallantes, perfectas, hermosas, que gozaban de su plenitud sexual. Los hombres estaban rabiosos de que a ellas se les permitiera esas reglas. Solo ellos podían dominar a las féminas. Igualmente transcurrieron años. No falto la zozobra y la inquina.
Los niños nacían y pertenecían solo a las madres. Los padres aportaban sus genes y admitían la paternidad solventando y brindando comida a todos los descendientes por igual.
Hasta que un día cayó algo del cielo, que no pudieron identificar. Era una piedra muy rara.
Los que la vieron caer fueron los forajidos, los justicieros, y siguieron su rutina como si nada.
No comentaron nada con nadie y siguieron cazando a los animales y comiendo carne.
Pero algo había cambiado en el aire.
Se había producido un derrame de alguna sustancia toxica, de la cual ninguno tenía conocimiento.
Solo se rumoreaba de sus eventuales y catastróficas consecuencias.
Los forajidos amantes del orden y la moral, se reunieron en asamblea para hacer una serie de recomendaciones generales, `_ que no estaban de acuerdo con las practicas amorales, y que sucederían castigos por infringir los cánones naturales de dios.
Así pasaron los meses, y las mujeres revolucionarias, mostraban incapacidad para retener a los niños. Se producían abortos espontáneos, o nacían a y al cabo de varios días morían, y así quedo en la historia de cuando nacían los niños muertos.
No fue la transgresión ni el incumplimiento de las normas de la sociedad, tampoco un castigo divino, sino que un meteorito radioactivo habíase desprendido de un experimento muy poco controlable y termino asolando a la población de esa extraña comunidad.
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