LA MATANZA DE CAÑADA DE GOMEZ
CAÑADA DE GOMEZ
Esta pujante ciudad ubicada en el sur de la provincia de Santa Fe es la cabecera del Departamento Iriondo, se encuentra en el Km-376 de la Autopista Rosario –Cordoba, a 75 km. De la ciudad de Rosario ,a 200 de la ciudad de Santa Fe, y a 400 km. De la Capital de Argentina (C.A.B.A, su población se estima en 40.000 habitantes .
Sus orígenes se remontan AL AÑO 1.750, cuando en ese lugar se ubicaba la estancia del Capitán Miguel Gómez.
En ese lugar se libro la batalla de Cañada de Gómez, mas conocida como la masacre de Cañada de Gómez a raíz de los trágico hechos acontecidos al fin de ese combate y que tanto santafesinos y demás argentinos ignoran este hecho histórico ocurrido a pocos km. de donde vivimos y de tantos otros que se desarrollaron en esta provincia-
Según el Parte detallado de la Acción de Cañada de Gómez, donde una copia de la misma se encuentra en el Museo Histórico Municipal Elías Bertola, el mismo expresa que
«En este orden emprendimos nuestra marcha con dirección a la Cañada de Gómez a donde se encontraba el enemigo a una distancia de dos leguas. Como a las 4 de la mañana, ordene al Coronel Sandes marcharse a cubrir el frente de la columna con una guerrilla de 60 hombres, y una protección de lanceros de más o menos número.
»A pocos instantes ordene al Coronel Caraballo dejar al costado izquierdo de nuestros batallones solo el Regimiento Nº 7 de línea y con los demás Regimientos y Escuadrones a su mando, se pusiera a trote y galope escalonándolo en dirección que debía encontrar al enemigo recomendándole que según el numero de la fuerza enemiga y según las circunstancias en que encontrase, la hostilizase con toda prudencia.
»No bien anduvo veinte cuadras cuando se encontró con el enemigo que lo sintió a muy corta distancia teniendo la mayor parte de su fuerza con los caballos ensillados, los que luego montaron, formaron y marcharon de frente sobre nuestros escalones que eran muy inferior en número a los enemigos que no bajaban de mil doscientos a trescientos, empezaron a cambiarse tiros de parte a parte. Entonces el Coronel Caraballo previno a los Jefes de Escuadrones que iban a retirarse sobre nuestra columna con el interés de atraer el enemigo, lo que efectivamente dio el resultado que se esperaba, pues los enemigos del paso llegaron al gran galope, pero nuestros soldados venían formados en línea como si fuera una tabla, y como a una distancia de 6 u 8 cuadras de nuestra columna de infantería, mando el intrépido Coronel Caraballo dar media vuelta a la izquierda por compañía, y toco a degüello, operación que nuestra caballería hizo con precisión y denuedo.
»En esos mismos momentos ordene al Coronel García que con su división y la del Coronel Machado, se pusiera a gran galope lo que acabo de desconcertar al enemigo, y ya no tubo reacción por su parte, siendo perseguido el enemigo con seis leguas por nuestros valientes soldados que los dispersaron en todas direcciones.
»Entre tanto, nuestros bizarros batallones marchaban con intrepidez y a paso de trote, hasta una distancia como de seis cuadras en que hicimos alto y formaron cuadro, por la aproximación de nuestros soldados en su vuelta cara, a los dos o tres minutos de esta operación, le hice tocar marcha y seguimos adelante, porque ya nuestros soldados habían arrollado al enemigo y lo llevaban lanceando, siendo el resultado de esa gloriosa jornada para las armas del ejercito de Buenos Aires, dejar el enemigo en el campo de batalla, como ciento noventa muertos , ciento cuarenta y cuatro prisioneros, entre jefes, oficiales y tropa, cuya lista nominal se acompaña, 1750 caballos, 143 lanzas, 14 fusiles, 47 tercerola, 32 sables, una carreta, 6 carros, 4 cornetas, una interesante correspondencia de Pedernera, Rosa y carios otros jefes del partido retrogrado, algunos útiles y municiones, de estos en pequeña escala. Por nuestra parte solo hemos tenido dos soldados levemente heridos, uno del Regimiento “Sol de Mayo” y otro del escuadrón Arrecifes.»[8]
Sobre la noche del 22 de noviembre de 1861, mientras las guarniciones federales dormían, las legiones del ejército unitario comandadas por Venancio Flores realizaron un ataque sorpresivo pasando a degüello a más 300 hombres.
Entre los sobrevivientes se encuentran José Hernández (autor del Martín Fierro), Rafael Hernández (fundador de la Universidad Nacional de La Plata) y Leandro N. Alem(fundador de la Unión Cívica Radical). Los que no sucumbieron durante esa noche fueron incorporados al ejército mitrista, pero desertaron en la primera ocasión. Por lo tanto en adelante ya no habría más incorporaciones forzosas, sino que todos los prisioneros federales serían degollados.
El suceso de la Cañada de Gómez es uno de esos hechos de armas muy comunes, por desgracia, en nuestras guerras, que después de conocer sus resultados aterroriza al vencedor, cuando éste no es de la escuela del terrorismo. Esto es lo que le pasa al general Flores, y es por ello, que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de trescientos muertos y como 150 prisioneros, mientras que por nuestra parte, sólo hemos tenido dos muertos y cinco heridos»[7].
“Las divisiones mitristas a las órdenes de Flores, Sandes, Paunero, Arredondo, Rivas, entran implacablemente en el interior. Hombre tomado con la divisa punzó es lanceado; si no lleva la divisa es incorporado a los invasores o mandado a un cantón de la frontera a pelear con los indios. Venancio Flores, que antes fue presidente de la República Oriental por una revolución de los colorados, es jefe de la vanguardia de Mitre. Se adelanta a Cañada de Gómez y sorprende, el 22 de noviembre, al grueso del ejército federal que sigue esperando órdenes de Urquiza. Flores pasa a degüello a los más reacios e incorpora a los demás. No se había visto tanta violencia en nuestras guerras civiles, que no se distinguieron precisamente por su lenidad; pero esta ocupación porteña del interior colma la medida.
Hasta Gelly y Obes, el ministro de guerra de Mitre se estremece al redactar el parte de la hecatombe: “El suceso de la Cañada de Gómez –informa al gobernador delegado Manuel Ocampo- es uno de esos hechos de armas que aterrorizan al vencedor… esto es lo que le pasa al general Flores, y es por ello que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de 300 muertos, mientras que por nuestra parte sólo hemos tenido dos muertos… Este suceso es la segunda edición de Villamayor, corregida y aumentada… Para disimular más la operación confiada al general Flores se le hizo incorporar toda la fuerza de caballería de la División de Córdoba enemiga”, cuenta José María Rosa en su imprescindible libro “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas”.
Los degolladores contratados por Mitre, además de uruguayos colorados (liberales) son italianos, hábiles en degollar gauchos dormidos. José María Roxas y Patrón escribía a Rosas el 6 de enero de 1862:
“Una gran parte de la emigración europea que nos viene, propaga esos instintos feroces. En la matanza de Gómez, según dicen los que escaparon, los italianos hicieron despertar en la otra vida a muchos que, cansados de los trabajos del día anterior, dormían profundamente”
Era la emigración “civilizada” que el mitrismo liberal porteño traía de Europa para “civilizar” el “bárbaro” interior, en tanto Urquiza disfrutaba de su feudo entrerriano mientras los pobres gauchos morían al grito de ¡Viva Urquiza!
Debates con la Historia
22 de noviembre de 2016 •
EL DEGOLLADOR DE CAÑADA DE GOMEZ
Venancio Flores.
.....El 22 de noviembre de 1861, Flores se adelanta hasta Cañada de Gómez y sorprende a los federales, a los que derrota y pasa a degüello a gran parte e incorporando al resto. Esta acción le adjudicaría el mote de “el degollador de Cañada de Gómez”.
a 80 km al oeste de Rosario (Argentina), poco antes de la medianoche, las tropas porteñas unitarias del militar uruguayo Venancio Flores, enviadas por el general Bartolomé Mitre, pasan a degüello a 300 soldados federales argentinos en la matanza de Cañada de Gómez. Entre los sobrevivientes se encuentran José Hernández, Rafael Hérnández y Leandro N. Alem
Ambrosio Sandes:Uno de los Degolladores de Cañada de Gomez.
Nació en Soriano, República Oriental del Uruguay, de muy joven fue protagonistas de las devastadores guerras internas de las entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. Bajo las órdenes de Fructuoso Rivera participó en la Guerra Grande. Posteriormente perteneció a los soldados de Justo José de Urquiza en la batalla de Caseros donde fue derrotado Juan Manuel De Rosas, uniéndose al general Hilario Lagos en el sitio de Buenos Aires a fines de 1852. Además de ser un soldado sin límites, también le interesa la parte económica y no dudó un instante en pasarse al Ejército Unitario, aunque por un tiempo regresó a Uruguay para apoyar el gobierno de Venancio Flores, pero fue expulsado por haber intentado forzar al Congreso por medio de una rebelión. Al volver a nuestras tierras participa en el Ejercito Porteño en la batalla de Cepeda (1859), en la que fue herido y dado por muerto. Su carácter hizo que no dudara de ir a la batalla de Pavón dos años más tarde y de allí ser uno de los protagonistas de la Matanza de Cañada de Gómez.
Siempre obedeciendo las órdenes de su superior Venancio Flores, y junto a Paunero, Arredondo, Rivas y otros más fueron los encargados de la limpieza de criollos que se realiza por el Ejército Porteño entre 1861 y 1862, siendo una de las páginas más negras de nuestra historia, no por desconocida menos real. Hay que “poner al país a un mismo color” eliminando a los federales era el objetivo de Mitre y Sarmiento como líderes.
Y fue así que desde Cañada de Gómez prosigue el genocidio hacia el Interior del país, esta vez bajo las órdenes de Wenceslao Paunero y su crueldad dejó rastros en San Luis, Mendoza y San Juan. Venció a las partidas montoneras que se le opusieron y mató a los soldados enemigos de a decenas. Una vez ocupado todo el Interior por las fuerzas unitarias y sus aliados (y después de haber cambiado a ocho gobernadores), la última resistencia estaba en La Rioja, bajo la dirección de su famoso caudillo, el “Chacho” Ángel Vicente Peñaloza.
La crueldad de este miembro del Ejército Porteño, no tenía límites, después de la victoria de su ejército en Las Aguaditas, en marzo de 1862, enfurecido por la muerte de un ayudante, asesinó a siete oficiales; en la batalla de Lomas Blancas, un gaucho enemigo lo derribó y lo dejó tirado en el campo, perdonándole la vida. Pero logró una victoria y, enfurecido, hizo matar a todos los prisioneros e incendiar sus cadáveres, este hecho es recordado en las llanuras riojanas como la "Carbonera de Sandes". En 1863 Sarmiento, por orden del presidente Mitre, es nombrado director de la guerra contra el caudillo Ángel “Chacho” Peñaloza, y el prócer de la educación argentina tuvo a sus órdenes al sicario Sandes, y por orden de Sarmiento asesinó a todos los prisioneros de guerra; aunque Sandes, al menos, perdonó a algunos gauchos, por mero capricho.
Ambrosio Sandes murió a los 43 años, herido en Mendoza, y es considerado el más sanguinario de los oficiales del ejército argentino. Sus soldados le temían porque era muy cruel con los enemigos y también con sus subordinados. Su cuerpo robusto estaba lleno de cicatrices que mostraban su valor y su indiferencia por el dolor, que contribuía a su crueldad.
Sarmiento entre otras cosas ha dicho de Sandes: “Pródigo en la sangre, no había de mostrarse económico de la ajena, y su odio y desprecio por el gaucho, de que él era un tipo elevado, le hacía, como es la idea del montonero argentino, propender al exterminio.” Según Norberto Galasso durante el gobierno de Bartolomé Mitre, en nuestro país murieron 60.000 argentinos en manos del Ejército Porteño. Un historia que los argentinos volvimos a ser testigos en la última dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983, donde no hubo un Sarmiento, sino miles, disfrazados de corderos, donde detrás de su intelectualidad y servidumbre a las corporaciones fueron cómplices de la muerte de 30.000 argentinos.
DE MITRE A MACRI
Por Carlos del Frade
(APe).- Techint es uno de los dueños de la Argentina. Su principal referente, Paolo Rocca, marcó el futuro próximo a través de una conferencia, días antes de la segunda vuelta que determinó el triunfo de Mauricio Macri el domingo 22 de noviembre, una fecha con historia, como se verá más adelante.
Entre otras cosas, Rocca, en el 56 Congreso de la Asociación Latinoamericana del Acero, sostuvo que durante los doce años del kirchnerismo "aumentó el peso del Estado en la economía del 22 a más del 40% del PBI…El peso del Estado redujo el peso de la iniciativa privada y eso fue malísimo para nosotros, no sólo en la Argentina. Hemos pensado que la riqueza la crea el Estado, pero no es así, sólo la distribuye…ese modelo debe cambiar…El Estado no va a poder gastar lo mismo que en los últimos años, va a tener que achicarse, pero puede hacerlo sin perder eficacia ni capacidad de promoción del desarrollo… La verdad es que no se la ve en el nivel de inversiones, que quedó estancado en el orden del 20 por ciento a lo largo de los últimos quince años. Esa masa de recursos se transformó en aumento del consumo y en subsidios, en elemento de un "diseño económico pero también político populista en algunos casos con rasgos autoritarios, como se puede encontrar en Venezuela y Rusia…Las políticas económicas van a cambiar pero también el cuadro político, se tienen que encarar problemas distintos: hoy el tema no puede ser redistribuir un surplus (superávit) que se está extinguiendo", sostuvo Paolo Rocca, del grupo Techint, uno de los dueños de la Argentina. Y opinó que el modelo de “más Estado menos industria” va a tener que “ser sustituido por uno en el cual el rol de las empresas aumente para transformarse en el motor del desarrollo”.
Inversiones privadas, reducción del estado distribucionista y el tiempo de las empresas por encima de otros actores, es la receta que Rocca quiere imponer a través del voto mayoritario al ingeniero Macri.
Una matriz que tiene un largo recorrido en estos arrabales del mundo.
El 22 de noviembre de 1861, a tres meses de la extraña victoria en los campos de Pavón, las tropas del general Bartolomé Mitre, llevaron adelante una masacre de federales en Cañada de Gómez, sur de la provincia de Santa Fe.
“Las divisiones mitristas a las órdenes de Flores, Sandes, Paunero, Arredondo, Rivas, entran implacablemente en el interior. Hombre tomado con la divisa punzó es lanceado; si no lleva la divisa es incorporado a los invasores o mandado a un cantón de la frontera a pelear con los indios. Venancio Flores, que antes fue presidente de la República Oriental por una revolución de los colorados, es jefe de la vanguardia de Mitre. Se adelanta a Cañada de Gómez y sorprende, el 22 de noviembre, al grueso del ejército federal que sigue esperando órdenes de Urquiza. Flores pasa a degüello a los más reacios e incorpora a los demás. No se había visto tanta violencia en nuestras guerras civiles, que no se distinguieron precisamente por su lenidad; pero esta ocupación porteña del interior colma la medida.
Hasta Nelly y Obes, el ministro de guerra de Mitre se estremece al redactar el parte de la hecatombe: “El suceso de la Cañada de Gómez –informa al gobernador delegado Manuel Ocampo- es uno de esos hechos de armas que aterrorizan al vencedor… esto es lo que le pasa al general Flores, y es por ello que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de 300 muertos, mientras que por nuestra parte sólo hemos tenido dos muertos… Este suceso es la segunda edición de Villamayor, corregida y aumentada… Para disimular más la operación confiada al general Flores se le hizo incorporar toda la fuerza de caballería de la División de Córdoba enemiga”, cuenta José María Rosa en su imprescindible libro “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas”.
Meses antes, Bartolomé Mitre, la inaugurar el Ferrocarril del Sur, el 7 de marzo de 1861, diría que “los ciudadanos de la Gran Bretaña” no eran reconocidos como extranjeros en estas tierras. “…Démonos cuenta de este triunfo pacífico, busquemos el nervio motor de estos progresos y veamos cuál es la fuerza inicial que lo pone en movimiento. ¿Cuál es la fuerza que impulsa nuestro progreso? Señores, es el capital inglés… Desde 1809, quedó sellado entre el comercio inglés y la industria rural del país. Los derechos que los negociantes ingleses abonaron en aquella época a la Aduana de Buenos Aires, fueron tan cuantiosos que fue necesario apuntalar las paredes de la tesorería por temor de que el peso que soportaban las echara al suelo. Esta fue la primera hazaña del capital inglés en estos países que presagiaba la caída de las antiguas murallas y el advenimiento de una nueva época. Verdaderamente, señores, el capital inglés es un gran personaje anónimo cuya historia no ha sido escrita aún…señores brindo por el fecundo consorcio del capital inglés y del progreso argentino”, decía el creador del diario “La Nación”, la Academia Nacional de Historia y el hombre que abrazaría la idea de construir un país con un estado a favor de los intereses extranjeros y las minorías.
En esos pensamientos, llevados a la práctica con la intervención de varias provincias argentinas, el asesinato del Chacho Peñaloza, la guerra al pueblo paraguayo y la masacre de Cañada de Gómez del 22 de noviembre de 1861, Mitre expresaba su idea de libertad y progreso. Los fundamentos de los nuevos tiempos que anuncia Paolo Rocca para los días del ingeniero Macri.
Fuente consultadas:
Archivo Histórico del general Bartolome Mitre
Rosa, José María. La guerra del Paraguay
Rosa, Jose María Vida de Juan Manuel de Rosas y Las Montoneras Argentinas
Pablo Di Tomaso;Una Historia diferente
@debatesconhistorias
Carlos del Frade DE MITRE A MACRI.
AGUSTIN ALBERTO SECRETO FIRMAT 17-12-2018
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