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—Esa es la tierra en el año 5000 después de la segunda venida de Cristo —continuó de pronto después de varios minutos de silencio mientras yo asimilaba lo que veía, mientras asimilaba dónde estaba y me cuestionaba si Cristo existía—. Sí, él existe —volvió a decirme despejando mis dudas...
«Me estaba leyendo el pensamiento, lo sabía»
—Entonces ¿ya no hay humanos para este año? —pregunté serenamente y con temor al oír la respuesta.
—Existen claro, al final él les perdonó todo nuevamente. No lo entiendo —acusó a modo de fastidio —pero al final de cuentas él les dio la vida y se hace acreedor de ese mérito.
«Vaya hasta él se quejaba de las injusticias divinas»
—No eres el único que lo piensa ¿verdad? —pregunté sonriendo como una tonta.
Como se hizo el silencio nuevamente por largos segundos, minutos para mí, seguí observando aquel planeta mientras nos acercábamos más hacia este.
—Que no te escuche, ni siquiera lo pienses —contestó finalmente.
—Ya —fue lo único que pude acotar sin dejar de mirar al planeta.
—Después de cinco guerras mundiales, están ahí todavía fastidiándose la existencia.
— ¿Cinco? —grité con euforia.
—Antes de... —no sabía cómo terminar la frase —...ya sabes, antes de venir aquí solo habíamos sufrido dos.
—Esas no fueron nada en comparación a las que tuvieron después, pero no te traje aquí para hablar de lo patéticos que pueden llegar a ser los humanos.
—Vaya, me queda claro que no te agradan.
—Aunque no lo creas me agradan. Mas bien admiro la fuerza que tienen para seguir equivocándose y arruinarlo todo aun después de arruinarlo más.
— ¿Por qué está de color café la tierra? ¿Ya no hay agua? —mis palabras fueron pareciendo un susurro, tenía tan de cerca al planeta que no me lo podía creer. No se parecía en nada a lo que pintaban en las enciclopedias, lo cual me resultó extraño, pero vamos que aquello de por sí ya era muy extraño.
—Ya no hay, ellos lo arruinan todo. ¿Acaso no me escuchaste?
Esta conversación me empezaba a fastidiar, ya pude notar que hablar de los humanos no era su tema favorito pero continuaba haciéndolo y me sentía ofendida porque yo era una humana a fin de cuentas, como decimos vulgarmente, si te metes con uno te metes con todos. Pero no podía decirle esto, no debía, solo lo pensé sabiendo que me escucharía, sabiendo que quizás sonaba impertinente al contrariarlo.
No niego que sentí miedo de volver a mi minuto de muerte, a ese espacio flotante rodeada de autos y personas. Si seguía hablando o pensando de este modo, la deidad se enojaría y me regresaría...
— ¿Entonces cómo viven? —soltó mi boca muy ajena a mis pensamientos.
—Mezclaron células humanas y extraterrestres para sobrevivir y no depender del líquido, diseñaron en sus laboratorios humanos más fuertes y resistentes a toda enfermedad o contaminación. Ya no se reproducen como antes, desde hace 50 años en esta época. Pero existen, los puedo sentir millones y millones de ellos.
—Sabía que algo así ocurriría, de hecho el caos en mi tiempo ya se estaba adueñando de todos. Pero agradezco no vivir hasta esta época para verlo —sonreí orgullosa de mi acotación a lo que flotaba alrededor de la tierra con aspecto de pasa seca.
—Suficiente preámbulo por ahora —dijo alejándome hacia el centro de la nada nuevamente. Sacó otro brazo y empezó a dibujar sobre el aire para leer aparentemente algo—. A ver que tenemos aquí —repetía haciéndose el interesante—. Wendy Reynolds, caso 12124123345658456213225578998712318, suicidio, 14 de julio del año 2010, hora de muerte por definir....
Escuchar tantos números me mareó por un momento, pero me sorprendí más por la palabra "por definir"
—Eres el ángel de la muerte ¿verdad? —pregunté ya muy nerviosa.
—No lo soy, tampoco un ángel de vida....
«Y de nuevo me leía los pensamientos»
...Soy lo que soy —concluyó.
—Bueno eso no despeja mis dudas precisamente —traté de sonar molesta mirando fijamente a su dirección, pero ni siquiera sabía dónde estaban sus ojos, solo miraba a la inmensa manta blanca que cubría ese lado.
Realmente no me importaba quién era y para decirme lo que tanto temía, sinceramente me daba igual
—Gracias por el cumplido —esbozó algo aburrido.
—Lo siento —contesté fingiendo disculpa.
—Empecemos por tu castigo —señaló con su brazo algo, dibujando otro rectángulo. Me acerqué para ver sobre aquella figura geométrica.
— ¿Me castigarán por suicidarme?
—Por supuesto, toda acción tiene una consecuencia.
« ¡El tipo parecía muy complacido al pronunciar estas palabras!»
De pronto del rectángulo salió un monitor de pantalla inclinado, flotando sobre el negro espacio. Parecía una televisión, la encendió y de pronto me vi a mí misma siendo parte de aquella película, una de terror sin dudas.
Me vi caminando hacia mi última entrevista, vi la manera en la que aquel tipo quiso aprovecharse de mí, me vi yendo al bar, me vi lanzándome.
—Lamentable final, pero este es tu futuro paralelo. Esto hubiera pasado si no te hubieras matado —me dijo con mucha satisfacción, como si le hiciera gracia haber llegado hasta esa parte.
Entonces extendió la pantalla aún más y de nuevo aparezco en el mismo panorama: yo caminando hacia mi última entrevista y la manera en la que aquel tipo quiso aprovecharse de mí, yo yendo al bar, subiendo a la terraza, dándome valor para hacerlo pero finalmente no lo hice. Bajé del edificio, entregué la credencial de visitante y salí nuevamente al real y apestoso mundo.
Pasé nuevamente por el bar y vi a alguien colocando un rótulo que decía "Se necesita mesera"
Entraba al lugar y conseguía el trabajo sin objeción alguna.
«Vamos con mi currículum sería el colmo que no me dieran el puesto»
Me vi sonriendo, aquella sonrisa no la había visto hace tiempo... ¿Estaba feliz?
Me ascendieron a supervisora a los pocos meses, luego me pidieron trabajar en el área de sistemas, mi especialidad.
Creé un algoritmo de atención al cliente, de ventas y supervisión que nos hizo incrementar las ganancias al 100%.
En menos de un año ya había patentado este sistema algorítmico y me hacía socia de mi jefe, salía de ese lugar y nos expandíamos en otra empresa para seguir distribuyendo el sistema.
A cada momento abrí la boca para decir algo, pero no tenía palabras. Seguramente la deidad que tenía a mi lado estaba muy atenta a mis expresiones. Lo cual fue injusto porque nunca pude verlo, nunca pude ver directamente a sus ojos o sentirlo sincero con todo aquello que me mostraba.
¡Qué estúpida! Fue lo único que pensé.
— ¿Ves? —me dijo haciendo pausa a la pantalla—. No todo es tan malo como parece.
—Lo hacen ver tan fácil —suspiré llorando como la cobarde que soy —, pero vivir allí no es así. Siempre es complicado, te juro que lo intenté con todas mis fuerzas, siempre critiqué a aquellos que se mataban, nunca me imaginé hacer esto y mírame aquí con un demonio viendo mi maravilloso futuro si no lo hubiera hecho.
—¡No los menciones! —gritó desesperado, su tono de voz se tornó ronco y demoniaco.
—¿Qué cosa?
—A los demonios, jamás querrás verte con uno. Deberías agradecer que me dieran tu caso —expulsó con su tono de voz angelical, sereno y algo aburrido para ser franca.
—Se supone que no eres un demonio.
—Tampoco soy un ángel.
Era tan complicado hablar con este tipo o lo que demonios fuera.
—Soy un poco de ambos, aún no decido qué ser. Por el momento estoy con este título. Sabes, eres mi tercer caso en la semana y quiero hacerlo bien.
Creo que notó mi cara de desconcierto y leyó las miles de groserías recitadas en mi mente. Pero no me importó, aún después de muerta todo seguía sonando confuso. Todos a mi alrededor seguían burlándose de mí o eso pensé.
—Entiendo —balbuceé finalmente ya rendida.
De pronto suspiró, al parecer se había rendido con mi actitud y pocas ganas de "entender" la situación, después amablemente y con toda la paciencia del mundo exclamó:
—No, créeme que no lo entiendes pero es mejor así. Para que te sientas tranquila, me estoy inclinando más por el lado bueno, se me da el permiso de subir a hablar con Dios así como con el maligno pero prefiero a Dios por ser el más sensato y sabio al momento de tomar una decisión.
— ¿Eso debería reconfortarme? Sé que todos los que se matan van al infierno o donde sea menos con Dios —me lo había dicho mi tía abuela desde pequeña, siempre fui muy curiosa con estos temas y cuando preguntaba por las almas de mis padres ella me decía que estaban en el cielo con Dios porque su muerte no fue provocada por ningún humano. Pero aquello era falso, y sé que la deidad y mi tía lo sabían y mentían para hacerme sentir bien.
—Te equivocas, nadie va al cielo o infierno —me interrumpe inmediatamente tratando de sonar compasivo y así me alejó de aquellos pensamientos que me comían la vida todos los días.
— ¿Es así? Vaya, tengo muchas más preguntas pero ya no valen la pena supongo.
— ¿Te ha gustado lo que has visto? —me preguntó de pronto.
Estaba intentando distraerme, lo cual me pareció un gesto bonito de su parte.
— ¿Y a quién no? –respondí añadiendo un insulto mental.
—Es que ustedes los humanos son tan impacientes, no logro entenderlo todavía.
— ¿Será porque eres una deidad y te da igual?
— ¿Deidad? —preguntó y creí oír otra carcajada, esta vez de felicidad.
—No se me ocurre llamarte de otro modo, solo sé que me estás castigando.
Después me acercó nuevamente a la pantalla para continuar con el castigo.
—Este no es el castigo, todavía — me sorprendió volviéndose a reír.
«Qué más castigo que ver que me equivoqué con mi majestuoso futuro y que ya no lo disfrutaré»
Nuevamente en la pantalla me vi viajando a muchos sitios y en todos ellos con un rostro de felicidad, un rostro irreconocible para mí.
Empezaba a dudar de aquel castigo, empezaba a dudar sobre mi supuesto futuro paralelo, empezaba a dudar que todo aquello sobre ese espacio fuera real.
Me vi atravesando la puerta de un despacho, parecía algo nerviosa.
¡Demasiado raro en mí!
La situación parecía seria sobre todo ante la imponente figura que yacía frente a mí.
Su sonrisa me erizó la piel desde aquel espacio y lo hacía también sobre aquel mundo paralelo, lo pude sentir viendo mi propio rostro.
Pero ¿quién era aquel hombre de ojos claros que brillaban con el resplandor del sol oponiéndose sobre aquella ventana? ¿Por qué su sonrisa me estremecía? ¿Acaso la deidad me estaba castigando aún más?
***
Qué impaciente es esta chica ¿verdad? La deidad o demonio, aún no lo sabemos, es demasiado tolerante con ella.
¿Quién será ese hombre?
-Recuerda que todo lo que aquí expongo es producto de mi imaginación no pretendo insultar a nadie con esto.
Déjame tus comentarios, amo leer lo que piensas.
Besotes
Kahedi
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