Me contaba hace unos dias mi amigo Marcelo, su historia...
- Es una historia de aromas y sabores sabès Juan? Son los recuerdos de mi infancia...
- Piedras 538, allí vivían mis abuelos, segundo piso por escalera a la derecha...
“¿Quién es?”, decía mi abuela. “Soy yo”, le contestaba.
La puerta del edificio se abría, y los aromas de la cocina ya se sentían.
El tuco se empieza a hacer a las 9 de la mañana, lleva extracto de tomate, vino tinto, perita fresco, ajo, albahaca y un trozo de carne.
Se debe cocinar lento, muy lento, a fuego bajo y en olla de barro. “La paciencia despierta los sabores”, decía ella entre sonrisas.
De sus fuegos amanecían los perfumes del pan casero, los estofados, las sopas de invierno y el romero dorándose con las papas.
Hoy soy cocinero,sabès Juan...no quise seguir arquitectura y por culpa de estas memorias trabajo en un pequeño restaurante de la Ciudad Vieja.
Cocino todas las mañanas para ella. La imagino que entra por la puerta de mis aromas y se sienta en la mesa de la ventana, esa que mira a la plaza y entra el sol, esa a la que todos los días le obsequio el sabor de mis recuerdos... |