Recuerdo una vez cuando estudiaba en la Universidad de Lujan y el profesor Escudero nos preguntó
_ ¿A, a ver quién de ustedes se considera pobre?
Varios alumnos levantaron timidamente la mano.
Escudero, al que admiraba mucho, empezó con su discurso dirigido a las manos levantadas. Y explico:
Uds. accedieron la universidad, tienen sus necesidades básicas satisfechas, comen todos los días, tienen padres que los quieren, viven en casas de material, con agua potable, quizás no, y no tienen cloacas, pero si pozos ciegos. Duermen en camas con sabanas y acolchados. Toman el colectivo con la tarjeta sube para venir a hasta la Universidad.
Se sientan a escuchar a alguien que los va a instruir, o quizás no. Tomemos al gran pedagogo Brasileño Paulo Freire, quien dice que la enseñanza es una retroalimentación, y que los alumnos, no es que no tengan luz, sino que recibirán y aprenderán igual que los docentes.
Uds. no son pobres.
Pobres son aquellos que comen de la basura, que no tienen casa de material, sino de cartón, los que amanecen a la intemperie y anochecen en el mismo lugar. Los que deambulan por las calles en los basureros de los restaurantes buscando algún resto de comida para alimentarse. Los que los días de lluvia, son angustiantes, porque tendrán menos lugares donde resguardarse.
Los que tienen catorce hermanos a los que cuidar y cobijar, y no conocerán una ducha ni un bidet.
Ahora repito la pregunta:
_ ¿Quién de Uds. se considera pobre?
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