Amor incendiario
Te grite: ¡Coooorreeee… que no te alcance el fuego!
Decías: “tengo escudo y espada naciente de ti, nada me pasará,
saldré invicta”, luego pensé, confié en tu metal de palabra
de punta, corazón y plata.
Decías con cautivador guiño y picardía:
“es anticaprichos de estético gusto, no te preocupes”.
“OK, Está bien… Te dije, Tírate a las flamas ardientes, purifica tu vientre
Saca la vid que vive en ti, conviértela en oro
embriaga tus ansias del ardor de tu alma, apacigua tu ser,
anda, y si te fundes en él, me deleitare verte como tizón ardiente
Y hasta de pronto… me regocije en ese calor sonriente”
no era cierto… tendí una trampa, era prueba,
aun así, algo en ti no dejaba acercar tus manos al fuego
te lo gritaba, te lo imploraba y no escuchaste, mis ansias de amplificar ese grito
no podía, tenía que saber quién eras, tenías que saber quién eras
El manto de duda aun guardaba los retazos del ayer
al poco tiempo, hubo un intento… si, así es, no era cierto,
no había escudo ni espada
sino el recóndito hielo de tus instintos que inquietamente merodeaba,
solo esperabas, ya frente a la lumbre prohibida, que con vehemente suerte probabas
tener un sorbo de su calor, si, así fue,
hielo enmascarado de misteriosa esperanza,
contundente respuesta la que obtuviste en tu andanza.
¿suerte para mí? ¿Mala suerte para ti?
No sé, Ya no importa, tu decisión de primer paso,
deseo buscado, saber curioso
lejos de tu mente y tu corazón, más cerca al calor anhelado
me convirtió en cenizas de un ser amado.
Ahora ya en mi mente perturbada aun esta la imagen
ese ser amado, donde estoy yo gritándole:
¡Coooorreeee… que no te alcance el fuego!
06-27-18
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