Me tomó mucho tiempo y dos advertencias, admitir que mis 'dones' son defectos. Porque parece que en el embrión hay varios puntos que se encargarán de procesar nuestro proceder. Y los años hacen notoria la aprobación de todo lo que parte de ésos centros directrices.
Muy temprano descubrí en otros la manía de relatar el origen de un conflicto, partiendo del punto dónde el narrador ubica el inicio de su razón. Y la cosa es tan temprana, que aún sin poder elaborar una línea de defensa, usamos una palabra que nos eximiría de culpa: 'nada'.
Pero la primera advertencia me llegó a los veinte y dos años, con la invitación de un amigo a compartir un par de cervezas. Él y su hermano fueron mis guías al llegar a la ciudad más importante del país, también mis registros e introductores al medio que sería mi fundamento por la próxima década.
Y ordenaba la cuarta 'fría' cuándo me dijo: Luciano, ¡has destruído la vida de mi hermano!. Y lo hizo con un dolor que le corroía los huesos y un tipo de mirada que escrutaba al hacedor sólo de cosas buenas que hasta entonces me había creído. ¿Qué cósa dices? Pregunté abrumado.
Entonces me contó, lo que el seguidor de sus genes(Yo), veía cómo la práctica de la bondad a escala extrema: Y fue que el hermano suyo me había presentado verbalmente a su novia y que otro amigo mío, de factura más reciente, me habló de que la novia de su hermano mayor era, la que exáctamente, el hermano de Luciano me había descripto. Y ambos me hablaron en tiempo presente.
Cómo ví, hubo una razón poderosa, para que el 'benefactor' actuara en defensa de su amigo primario. Y así, lamentáblemente, no fué.
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