Mis pasatiempos favoritos son jugar ajedrez y leer la biblia. El pastor de la iglesia protestante dice “Cuando el diablo te recuerde tu pasado, tú recuérdale su futuro”. Pausa comercial y retornamos. Disfruto de mi castidad y mi sobriedad. Alguna vez fui fanático de Bukowski. Ahora pienso que sólo era otra víctima del diablo. Dios me ha colmado de bendiciones. Lo que más le agradezco es la soledad. Es difícil de explicar con mis palabras, pero el dios verdadero te llena de paz, de energía, de fuerza, de alegría, de todo lo bueno. Es increíble, porque uno puede pensar “¿Cómo seré feliz sin drogas ni sexo si el mundo es una mierda?” Pues bien, el milagro consiste precisamente en que al tener una fe inquebrantable dios se encarga de tu vida, te mantiene seguro bajo su protección, te da lo que necesitas, acomoda las circunstancias a tu favor, destruye a tus enemigos o te da la fuerza para soportar sus engaños, acechanzas y ataques. Dios puede hacer incluso que el equipo al cual eres aficionado gane. Dios es como un padre. Si ve que te portas bien te llena de regalos y recompensas. Pero en cambio, si ve que te portas mal te va castigar hasta que corrijas el rumbo. Hay hijos de dios y hay hijos del diablo. El castigo para los del diablo será la muerte en el lago de fuego. El premio para los de dios la vida eterna en el reino de los cielos. Los del diablo no cambiarán, no se convertirán, no serán llamados, seguirán siendo hacedores del mal hasta que venga la tribulación, la muerte, el juicio y la segunda muerte. Serán perseverantes en sus pecados. En cambio, los hijos de dios podrán desviarse o perderse como ovejas descarriadas, pero su pastor las encontrará y rescatará y habrá más alegría en el reino de los cielos por esa oveja que estaba perdida y se encontró que por las que siempre estuvieron en el redil. Ahora que soy de dios, no necesito novia, no necesito comida, no necesito ropa. Al menos no deseo ninguna de esas cosas, simplemente dios me da lo que necesito día con día, y no me preocupo al igual que las aves del cielo que no siembran ni cosechan. En cuanto al ajedrez, pierdo más de lo que gano, pero he pedido a dios que, si es su voluntad, me dé el talento de Garri Kaspárov o Bobby Fischer. |