He visto mi futuro reclinado
en extraña genuflexión,
Los ojos no miran más en frente,
entre una añoranza idealizada
de aquel pasado que fue mejor
y un deseo constante de superación.

El futuro es ahora retroactivo
y el adelante es un paso atrás,
aun cuando nuestra consciencia,
cuerda y altiva,
se niegue a aceptar las evidencias.

Pleiteamos la utopía,
el yermo deseo de la razón
o alguna salida, alguna luz
algún posible en la imposibilidad

En noches sin sueño
con la rabia contenida
la angustia amplificada
por un forzado silencio
pienso:

¿Cómo se lucha contra nuestra otra consciencia?
cuando la pugna es contra molinos de vientos.

¿Cómo resiste nuestra consciencia?
cuando solemenes declaramos
que estábamos mejor
cuando estábamos peor.

¿Qué consciencia se sostiene al borde del acantilado?
cuando la solución prevista vaticina el desastre previsto.

¿Qué consciencia debemos escoger?
cuando ya se va apagando el eco
y la nueva voz es apenas perceptible.

¿Qué consciencia nos guía?
cuando se enmudece el diálogo
y el silencio se convierte en esperanza

¿Qué debemos hacer con nuestra consciencia?
cuando todos los elementos se conjuran

¿Cuánto podemos limitar nuestra consciencia?
cuando la visión a largo plazo
es devorada por la de corto plazo

¿Cómo ser conscientes del valor de nuestra consciencia?
cuando la máscara ya se adhirió irremediablemente.

¿Cómo reconocer nuestra consciencia?
cuando la duda es la que nos hace seguir adelante

¿Cómo dejar de llorar?
Cuando son las lágrimas
las que riegan nuestra esperanza,
cuando el grito callado
es la persistencia de una fe invisible.