¿MENTIR O NO MENTIR?
Si tú me hubieras dicho siempre la verdad,
si hubieras respondido cuando te llamé,
si hubieras amado cuando te amé…
¿Quién no ha escuchado esta canción épica de Luismi? A qué todos ¿verdad? Me parece la mejor para oír mientras hablamos de este tema.
Empezaré preguntándote si ¿sabías que una persona promedio miente 284 veces por día?
Es que mentir parece de lo más natural hoy en día, convirtiéndose en un tema que afecta cualquier ámbito: familiar, personal, laboral, amoroso.
Querido lector levanta tu mano si el día de hoy dijiste una mentira, levántala si aquella mentira se la hiciste a alguien cercano, no la bajes todavía porque la siguiente pregunta es crucial: ¿Tuvo consecuencias tu mentira?
«Verdades a medias»
«Mentiras piadosas»
Me pasaría la noche detallando algunos términos utilizados para conceptualizar la palabra “mentira”.
Pero vayamos a los expertos, conozcamos las definiciones según la RAE:
Mentir: Se emplea normalmente como intransitivo, de modo que el complemento que indica la persona a quien se miente es indirecto.
Mentira: Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
Mentiroso: Que miente, y especialmente si lo hace por costumbre.
Entonces tenemos a las personas que mienten por costumbre, por necesidad, para no mostrar una realidad quizá devastadora o para “proteger” a alguien de un sufrimiento anticipado.
Están aquellos expertos en lanzar mentiras, esos que tienen todo fríamente calculado, que miden sus palabras, que controlan las consecuencias y que nunca son descubiertos, o eso creen… ¡Maestros!
¿Pero fuimos entrenados para mentir? ¿Es fácil hacerlo? Para aquello no hay una respuesta científica, cada humano es un mundo compuesto de células, hormonas y una sociedad vista a su manera que lo obliga a ser cómo es.
Citaré un ejemplo basado en hechos reales y saquen sus conclusiones:
Mi sobrina de cuatro años le pega a su hermanito por no compartir una golosina con él, llega su mamá y le pregunta si ella le pegó, inmediatamente la niña contesta que NO.
¡Ah! En este escenario la madre estuvo muy molesta cuando realizó la pregunta, generando miedo en la pequeña y obviamente ella se defendió con su blanca mentira.
¿De dónde lo aprendió? ¿Cómo sabe ella a esa edad que si miente no será castigada?
Con este ejemplo parto para pensar que no decir la verdad es el resultado de un impulso de supervivencia.
Sí, a medida que creces y te adentras a la sociedad (una peor que otra) te vuelves un experto para hacer lo que sea para sobrevivir, ya sea porque es un patrón que se repite de generación en generación, porque lo viste en casa cuando tu papá le mentía a tu mamá diciendo que ese día no habían pagado, cuando tu papá te mentía al decir que no encontró el juguete que le pediste y que tú sabías que se le había olvidado comprarlo, y así la cadenita sigue y sigue hasta llegar a todos los ámbitos en los que te desenvuelves.
Pero Kahedi, la mentira ha existido desde la época de Cristo. Pedro mintió al negar al señor. Yo, humilde pecador ¿quién me creo para no mentir?
Sí querido lector, estamos diciendo que es un mecanismo de defensa pero depende si lo usas positiva o negativamente y mientras tanto te absuelvo de tu pecado para que sigas mintiendo.
Quizás me digas: “Yo no miento, omito información que es distinto”, si al ocultar dicha información causas dolor y desconfianza al final del día, déjame decirte que se considera una mentira.
Pero, ¿sabías que mentir te afecta físicamente?
No, no te crece la nariz. Tranquilo, también lo pensé.
El primer afectado es tu cerebro, ya que debe trabajar el doble de lo normal para tratar de maquinar perfectamente tu mentira y las posibles consecuencias.
Al crear un mundo paralelo entre la realidad y la mentira tu cuerpo se estresa dando como resultado un sistema nervioso alterado y a la defensiva.
Está comprobado por estudios de la Universidad de Texas que mentir trae como consecuencia problemas estomacales; pues en su estudio relacionó las mentiras con las arritmias gástricas.
Interesante ¿no?
¿La verdad siempre prevalece?
Sí, recuerda que las mentiras tienen patas cortas como sabemos decir y al final de la canción esta será descubierta, créeme.
¿Quiénes mienten más: Hombres o mujeres?
¿Cómo decirlo de una manera sutil sin que se me resientan? De mi universo encuestado: Las chicas afirman que los hombres son los que más mienten, los chicos en cambio se defienden al decir que las mujeres somos las más mentirosas, a ver, diré textualmente lo que me dijo un amigo: “Las mujeres son las más mentirosas del mundo porque cuando quieren algo se inventan cualquier cosa hasta conseguirlo”
No me haré la ciega ante esta pregunta porque estaría mintiendo pero creo que hombres y mujeres mentimos, pero a alguien hay que tildar del “más mentiroso” y lastimosamente nuestra comunidad (que es más femenina que masculina) señalará al hombre.
Pero tranquilos chicos que las mujeres también mentimos pero somos más inteligentes para que nos descubran (esto lo digo en base a la encuesta que realicé)
Y porque ustedes lo pidieron, les dejo una recopilación de las mentiras más sonadas en esta emisora.
Están aquellas mentiras caseras:
“Amor tu comida está deliciosa” cuando por dentro quieres vomitarla porque está salada e incomible.
“Te queda muy bien ese vestido” cuando no entiendes por qué siempre se lo pone si ella sabe que se le ven sus gorditos.
Están las mentiras laborales:
“Tengo mucho trabajo hoy, no puedo ayudarte con tu reporte compañero” cuando realmente te importa un pepino porque no te pagan para ayudar al resto y nadie debe interrumpir tu juego en la computadora.
“Jefe, amanecí enfermo, (con la peor voz del mundo para ganar compasión) no iré al trabajo hoy” cuando tú y yo sabemos lo que hiciste la noche anterior y te da flojera levantarte.
Luego vienen esas mentiras interesantes, esas que te hacen sentir miserable en su momento, citaré otros ejemplos:
“Si me dejas, te juro que me mato” y lo dejé para ver si lo hacía y ¿saben qué?… Hasta en eso mintió. Por ahí anda más vivo que un panda en extinción.
“No me dejes porque tengo una enfermedad terminal” ¿Acaso el novio era médico? Al final él la dejó, luego se enteró que la enfermedad a la que ella se refería resultó ser muy grave: Un bebé de otro hombre.
Y… No podían faltar las mentiras épicas, esas que han ido evolucionando, a ver tú que has tenido una pareja ya sabes a cuáles me refiero:
Te suena la frase: ¡No hay nadie más! ¡Eres la única! ¡Por mi familia te juro que digo la verdad! ¡Es solo un amigo!
(Si omito alguna, escríbanla por favor, me gustaría leerla)
Si te identificaste con al menos un ejemplo, estás dentro del parámetro normal pero si te relacionaste con todas… Te doy la bienvenida al mundo del engaño, la falsedad y a tu muerte psicológica, lenta pero segura.
Recuerda siempre mantener una comunicación abierta y honesta con los que compartes tu diario vivir.
¿Segura Kahedi aunque duela? Sí, aunque duela.
Construyamos una sociedad nueva, trabajemos en nuestras vidas para lograr ser completamente sinceros porque cuando te descubran te pondrás de todos los colores y sabores, tu pulso se acelerará, estarás nervioso, te enfermarás. Vamos, no te estreses y di la verdad para asegurarte una estadía tranquila, relajante y larga.
Quizá algún día la verdad prevalezca ante todo, no pierdo la fe.
***
Para mí fue un gusto escribir de este mal social, sí, ya sé que habrán muchos artículos científicos sobre este tema pero ninguno como el mío, a mi manera, donde te muestro unos cuantos escenarios con algo de humor, con conocimiento demostrado, con ejemplos de la vida misma y sobre todo para que puedas aprender algo positivo.
Gracias por leerme y nos vemos en otra sintonía.
Kahedi.
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